Jamás en la historia del País habíamos visto que el dólar superara la barrera de los 4.000 pesos. Las repercusiones económicas y fiscales que esto genera son notorias y exige acciones sensatas por parte de las autoridades colombianas. Sin embargo, para saber qué medidas debemos tomar primero hay que entender los factores que hacen que estemos en esta situación.

En primer lugar, es evidente que la propagación del coronavirus ha repercutido severamente en la economía mundial. Aunque la mortalidad del virus es del 0.2% en personas menores de 40 años, este indicador asciende al 8% en los individuos entre 70 y 79 años y al 14.8% en los que tienen más de 80 años.

Esta circunstancia, más que generar una afectación puntual en la transacción de algún bien o servicio en particular, produce un fuerte pánico colectivo y si algo aborrece el mercado es la incertidumbre, el no saber qué pasará mañana. Entre más estables y predecibles sean las reglas de juego y las conductas de las personas, mayor tranquilidad tendrán los agentes de la economía.

Esto explica, en cierta medida, el comportamiento que han vivido los mercados esta semana. No se tiene claro cuál va a ser el alcance de la pandemia, a cuánta gente va a afectar y cuánto va a tardar la cura. Sin embargo, aunque este factor es importante no es el principal determinador de la disparada del dólar en Colombia.

Como tal, la causa número uno que genera este fenómeno es la fuerte caída en los precios del petróleo, situación que se originó a raíz de las confrontaciones comerciales entre Rusia y Arabia Saudita. Me explico.

Históricamente ha existido en nuestro País una relación inversamente proporcional entre el dólar y el petróleo. En palabras sencillas: cuando el precio del barril sube, el valor de la divisa baja y viceversa. Por ejemplo, en junio de 2008 cuando el hidrocarburo superó los 140 dólares por barril en Colombia la moneda americana llegó a los 1.652 pesos.

Por su parte, mientras que en lo trascurrido del 2020 el barril de petróleo pasó de 68 dólares en enero a 33 dólares esta semana, la cotización de la divisa pasó de 3.253 pesos a 4.034 pesos en ese mismo lapso de tiempo.

Dicho esto, es necesario hacer una precisión más que relevante: la tormenta perfecta que generó la caída de los precios del petróleo y el pánico por la propagación del coronavirus son fenómenos externos que no podemos controlar, que están afectando por igual a la mayoría de países en el mundo y que explican el debilitamiento del peso que estamos vivenciando.

Por ejemplo, la bolsa de Nueva York esta semana cayó 9.99%, la cual es la caída más grave desde el lunes negro de 1987 donde se registró un decrecimiento del 22%. Por su parte, Milán cayó 16.62%, Londres 10.93%, Madrid 14.06% y Colombia 10.53%. Un fenómeno completamente generalizado donde estamos en presencia de un fortalecimiento del dólar frente a las demás divisas internacionales, dado que los agentes del mercado buscan refugio en la economía que consideran más fuerte.

No obstante, lo que sí podemos hacer nosotros es diversificar nuestra economía lo antes posible y dejar progresivamente la dependencia al petróleo. El alza del 24% que ha vivido el dólar este año no alcanza a compensar el decrecimiento del 51% que ha sufrido el hidrocarburo, lo cual, en últimas, termina elevando los costos de las importaciones y encareciendo el pago de la deuda.

Por eso, urge potenciar la producción de bienes y servicios como el turismo, el agro o las empresas tecnológicas que exploten la potencialidad de la cuarta revolución industrial. Ello, lograría sustituir a mediano y largo plazo los ingresos que genera la extracción de petróleo, de tal manera que la volatilidad en el precio del barril no termine condicionando el funcionamiento de la economía nacional.

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Redacción Minuto30

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