Para Colombia y América latina, Petro es el cambio, es el nuevo gobierno que reescribirá la historia del país, es la esperanza, es la esperanza.

En efecto es el cambio, pero lo que la gente no tiene claro, es que para que en una sociedad perciba un cambio, debe pasar mínimo una década, y 4 años es muy poco tiempo para cambiar un país que viene fracturado, con una profunda crisis social y económica que nos ha mantenido en un retraso de años gracias a gobiernos de derecha que se acostumbraron a robar toda la inversión pública, por eso titulo mi columna de hoy: el inicio del cambio.

Desde campaña, Gustavo Petro empezó a mostrar cambios radicales que empezaron con él, se notaba un hombre mucho más conciliador; sus discursos fueron amigables, elocuentes y en un tono amigable con todo el país, de hecho, muchas personas que lo conocen, no les era familiar este nuevo Petro, pues había llegado el momento de ser el Presidente que Colombia estaba esperando, mientras hablaba de paz y amor con un sublime mensaje de gratitud a Dios.

Colombia acabó de romper varias de sus costumbres más arraigadas, una de las más importantes es que por primera vez en su historia tendremos un gobierno progresista, que se aleja de los gobiernos tradicionales que han dirigido al país por décadas y lo han sumido en una diferencia social muy marcada, con privilegios extraordinarios para unos y una pobreza absoluta para muchos otros colombianos.

Así entonces, Gustavo Petro, quién asume como Presidente de la República hoy domingo 7 de agosto, tiene la difícil e inmensa tarea de sanar heridas, de bajarle la temperatura al momento, de cerrar las grietas que años de tensiones han abierto entre los ciudadanos; debe convencer a los colombianos, de que es capaz de gobernar para todos, no solo para los que le votaron, sino también de aquellos que votaron en contra, debe ser capaz de oír y entender y tranquilizar a quienes aún tiene susto, aunque a veces lo tengan por haber sido, él también, víctima de años de propaganda negra.

Estoy seguro que Petro logrará una buena gestión, pues en su movimiento hay gente muy valiosa acompañada por un programa de gobierno real, aterrizado e incluyente, pensado en las necesidades del país, empeñado en la implementación de los Acuerdos de Paz y en la construcción de un país político que se parezca más al país real.

Lo que mencionaré a continuación lo veo como una buena noticia, se han unido a él y su partido, figuras moderadas que llegan de otros lugares políticos, concitan el respeto de muchos y permiten pensar en algo que los colombianos nunca hemos sabido hacer: negociar. De esto depende un exitoso gobierno, que todo vaya bajo la tutela de alguien que tiene el país en su cabeza, que conoce todos los rincones de Colombia, que sabe a cabalidad sus falencias y necesidades, en eso Petro supo rodearse, supo tener disposición para ceder, acoger a quienes piensan diferente, escuchar a los otros y a veces concederles la razón. Suena fácil, pero a veces pareciera que no lo hemos logrado en siglos.

Creería que, con todas estas ventajas, y con una oposición de derecha que nace frente al gobierno actual, -que no solo se dedique a destruir como lo han hecho en los últimos años-, el gobierno de Gustavo Petro, será un éxito.

Hoy 7 de agosto a las 2 de la tarde, Colombia tendrá un verdadero presidente en ejercicio.

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Redacción Minuto30

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