Debo confesar que se han presentado algunas dificultades para completar este álbum. Hay algunas fichas que no se destapan, otras que aparecen a medias y algunas más que bajo la promesa de cambio resultan ser la misma.

Entre éstas láminas se encuentran dos expresidentes, Ernesto Samper Pizano y Juan Manuel Santos. Pese a que opinan que algún personaje se debe retirar de la política, pasar a un buen retiro, quizás, porque les incomoda, su presencia en esta colección hace ver que no actúan en concordancia al ser abanderados de la figura No. 1, Petro.

Ernesto Samper Pizano, protagonista de uno de los más vergonzosos episodios en la política del país, el elefante del proceso 8000, en el cual o por el cual aún hay trances muy oscuros que la justicia no ha querido esclarecer; hoy, siguiendo los dictados del foro de Sao Paulo y el grupo de Puebla, quiere reencaucharse como «guardián» de la ética y la moral. Siempre será todo lo contrario. Gracias a esa financiación delictiva logró ser presidente de la República entre 1994 y 1998.

También fue secretario general de Unasur, organización creada por Chávez que resultó en el más estruendoso fracaso. La sociedad civil está en mora de aplicarle la sanción social del rechazo.

Juan Manuel Santos, conocido como estratagema y ganador del título de traidor. Llegó a su primera Jefatura del Estado con las banderas del expresidente Uribe y desde la misma posesión mostró su furtivo rostro.

En su segunda gestión puso en ejecución su oculto verdadero programa como era llevar adelante los diálogos de paz con el grupo subversivo de las Farc, la que no se ha conseguido pero sí hizo posible, contrario a sus afirmaciones, poner a los peores delincuentes en el Congreso de la República, sin votación alguna, con total impunidad, sin haber respondido a las víctimas y, por supuesto, sin cumplir con todo lo pactado.

Desde luego, cuando se profieran las sentencias en la jurisdicción confeccionada por y para ellos, solo irán a recoger frutas y guayabas como sanción de sus crímenes de lesa humanidad, cuando el DIH impone que sea en establecimientos carcelarios. Las circunstancias que rodean la entrega del inmerecido premio nobel se han ido conociendo y, en verdad, no honran al país.

Se visualiza la precedente estampa a través de uno de sus alfiles, Alfonso Prada, abogado, profesor y político, inteligente y astuto. Fue secretario de Luis Carlos Galán durante su campaña presidencial. Concejal de Bogotá, representante a la Cámara por el partido Verde, coordinador de la campaña de Santos para la reelección. Fue secretario general de Juan Manuel Santos.

Su llegada al Pacto Histórico, como jefe de debate, representa la completa adhesión del santismo así lo haya querido desmentir. Desde que se posesionó salió con un rebuscado cuento de que Petro es una mansa ovejita, lo cual resulta imposible de creer, después de años inoculando odio y división. Es tan difícil su papel de jefe de debate que no tuvo empacho alguno en salir a indicarle al país que Juan Fernando Petro, hermano del candidato, no estaba representando a la campaña, cuando se sabe que fue a La Picota a negociar la consecución de votos. La nariz le va a crecer más que la de Pinocho, personaje que inmortalizara el célebre escritor italiano Carlo Lorenzo Filippo Giovanni Lorenzini.

Hay otras las láminas que por el trasegar de sus figuras resultan muy complicadas. Tales, las de los denominados ex-Farc, hoy integrantes del movimiento Los Comunes, entre ellos, Rodrigo Echeverri más conocido por su alias de Timochenko y Julián Gallo Cubillos, alias Carlos Antonio Lozada, otrora líder de la temible Ruan (Red Urbana Antonio Nariño). Baste revisar sus prontuarios armados por la justicia ordinaria para corroborar su pasado criminal. Es que entre ex bandidos siempre se entenderán.

Termino, aunque faltan muchas fichas del talante de las mencionadas, con una figura muy repetida, la de Petro. Desde el Pacto Histórico, les pidieron a los jóvenes (léase primera línea) no salir a las manifestaciones porque afectarían los propósitos electorales de su jefe. Curiosamente, pese a algunos desmanes, la “conmemoración” del violento, cruel y demoledor paro se llevó a cabo sin mayores desafueros.

Entonces, válido es concluir quiénes fueron los coautores de lo sucedido hace un año. Petro, en su paso por el Congreso se destacó por los debates de la parapolítica pero ahora, en su última versión, a través de su hermano acude a éstos para obtener votos. También sorprende que, según se dice, sin asistir a las sesiones del Congreso, continúe cobrando su sueldo, así como que no renuncie al Senado siendo candidato presidencial.

¿Transparencia, lucha contra la corrupción? Vale recordar que como alcalde de Bogotá su desempeño fue calificado de pésimo. Su partido, Colombia Humana, integra hoy el Pacto Histórico con varios movimientos y partidos de izquierda. Su talante agresivo, por no decir violento, lo ha llevado durante la campaña a amenazar día tras día a diferentes estamentos del país.

Su política económica parece fundada en los principios del caos. Se ha presentado en estado de ebriedad a eventos públicos y círculo un video que hace sospechar qué hacía. Hoy, no cabe duda, Gustavo Petro es el candidato del narcotráfico. Cinco hechos lo corroboran:

Primero, Gustavo Petro formaba parte del M-19 cuando esa organización terrorista tomó por asalto el Palacio de Justicia, en 1985, con el único objetivo de quemar los expedientes de los narcotraficantes. Posteriormente, el asesino confeso Jhon Jairo Velásquez, alias Popeye, mano derecha de Pablo Escobar, reconoció que su “patrón” había financiado al M-19 para que llevara a cabo esa actividad (https://bit.ly/3ipGzze).

Segundo, en marzo del año pasado, Petro defendió la legalización de las drogas al declarar “Me parece una estupidez mantener la marihuana en la clandestinidad” (https://bit.ly/3ui1dHd). Ya antes, en noviembre de 2020, había escrito en su cuenta de Twitter: » Como el alcohol y el cigarrillo. Más peligroso para niños y jóvenes que la marihuana sea ilegal a que sea legal. “(https://bit.ly/3D1LY9q).

Tercero, Petro rechaza el uso de glifosato para acabar con los cultivos de coca. En noviembre de 2020, escribió en su cuenta de Twitter: “La aspersión aérea con glifosato es mortal, es solo una imposición del gobierno de EEUU capturado en sus agencias por intereses comerciales” (https://bit.ly/37S9lqt).

Cuarto, Petro propone un modelo cultural marxista para Colombia basado en el materialismo y en el relativismo, corrientes ideológicas que justifican, e incluso promueven, el consumo de estupefacientes para disfrutar el aquí y el ahora. El candidato del Pacto Histórico se opone a la cultura cristiana occidental, aunque no lo confiese públicamente, y aunque haya ido a visitar al Papa para guardar las apariencias.

Quinto, acaba de proponer la creación de un organismo similar a la JEP para los narcotraficantes y ahora quiere otorgar Perdón Social.

Ustedes no deben participar, en manera alguna, de este álbum. Piense en el país y vote bien.

Pildorita: Absurda, cuestionable y reprochable la decisión del magistrado del Consejo de Estado Cesar Palomino Cortés, quien suspendió el trámite de extradición del narcotraficante alias Otoniel. La seguridad nacional siempre debe primar sobre un interés individual o privado.

@HenaoBernardo

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Redacción Minuto30

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