Debido al nuevo ritmo y estilo de vida de nuestra sociedad, comer en el trabajo se ha convertido en algo cada vez más frecuente, especialmente en las ciudades grandes donde las distancias son largas. En este contexto, comer de tupper se ha convertido en un hábito muy extendido, persiguiendo una alimentación más sana así como por cuestiones económicas.

Asegura que para comer de tupper sin riesgos, deben cumplirse una serie de requisitos, unos más fáciles de aplicar que otros, que afectan tanto al tipo de alimentos que preparemos, como al transporte y a las condiciones a las que sean expuestos antes de comérnoslos.
En este sentido, recuerda que “hay alimentos que se pueden contaminar si no tienen refrigeración”. Por ello, aconseja conservar siempre el recipiente plástico en la nevera, para garantizar la buena conservación de los alimentos
Asimismo, incide en la necesidad de incrementar la temperatura a la que calentamos nuestra comida hasta unos 70ºC, casi el doble de lo habitual, que ronda los 40ºC. Esta elevada temperatura es lo que se denomina “temperatura higiénica”. Según explica Tejedor, “sólo así evitaremos bacterias como la salmonelosis o E coli que produce problemas gastrointestinales y diarrea”.
Sin embargo, calentar a temperaturas tan altas también conlleva un riesgo: “el desprendimiento de aditivos” en el plástico, apunta el experto. Lo idóneo sería, por tanto, asegurarse de que el tupper que utilizamos sea “apto para transportar y calentar alimentos”.
Para identificar cuáles lo son y cuáles no, es importante saber que los plásticos destinados a este tipo de uso alimenticio llevan un dibujo de un envase junto a un tenedor en la parte posterior. No obstante, resulta más saludable calentar en un plato, ya que el vidrio y la cerámica son los mejores materiales para esta función.
En lo que a los tipos de alimentos que preparemos, el experto recomienda:
1. Intentar preparar platos con salsas o caldos, puesto que se calientan más homogéneamente en el microondas.
2. Desde un punto de vista más dietético, procurar que los platos contengan hidratos de carbono, proteínas y lípidos en las cantidades adecuadas.
3. Evitar, por un lado, los rebozados, que pueden exponerse a una mayor deshidratación y, por otro lado, los vegetales como ensaladas de lechuga y tomate, que pierden no sólo su textura sino también sus propiedades
Con información de enfemenino.com
- Compartir:
- Compartir en Facebook
- Compartir en X (Twitter)
- Compartir en WhatsApp
- Comentarios