Despilfarros. Sobrecostos. Falta de planeación y de transparencia en Inversiones inconsultas y desastrosas. Finanzas delicadas. La crisis de EPM ha sido denunciada desde 2016 y una de las primeras en hacerlo fue la concejal Paulina Aguinaga. Este es el panorama.

Hablemos en plural. Todos los habitantes de Medellín somos dueños de EPM, pero desde 2007 hemos sido excluidos de las grandes decisiones de la empresa. Desde entonces, hemos tenido inversiones desastrosas. La falla no es de ahora; es estructural y viene desde hace años.

EPM es una empresa pública; no privada. Por eso, los malos manejos y malas decisiones que hemos tenido en EPM las estamos pagando todos. Porque todo lo bueno y lo malo que pase con EPM lo terminamos pagando vía servicios públicos.

Resguardándose tras la figura del «Gobierno Corporativo» implementado por Sergio Fajardo en 2007, EPM se ha reservado  información sustancial en aras de la “confidencialidad”, absteniéndose de presentar informes públicos.

Aunque pública, el llamado Gobierno Corporativo –de carácter altamente privatizado, cuestionado por la concejala Dora Saldarriaga y defendido por los concejales Simón Molina y Daniel Duque– ha permitido que las decisiones en la empresa las hayan tomado unos pocos, desde un enfoque privado. Y esas decisiones no han sido las mejores.

Bonyic. Cururos. Antofagasta. Ticsa. De manera autónoma, varios gerentes y algunos miembros de Junta prefirieron “expandir la empresa” con nuestro dinero en inversiones desastrosas y cada vez más nefastas, olvidando que el objeto de EPM olvidando que el mayor foco y énfasis de EPM era invertir en cobertura y accesibilidad de servicios públicos de Medellín, de Antioquia y el país.

Entre 2013 y 2014, el endeudamiento de la Casa Matriz de EPM pasó de un 30% a un 42% y el del Grupo EPM del 43% al 55%. En un año. Hoy, los acreedores y bancos son dueños del 52% de la casa matriz y del 57,5% del Grupo EPM. Esta «privatización por la puerta de atrás» ya la había advertido Aguinaga en 2019. Pocos la escucharon.

Por si fuera poco, los retrasos y sobrecostos de Hidroituango, que venían de antes de la contingencia de 2018, sólo han beneficiado al consorcio constructor CCC (Camargo Correa, Conconcreto, y Coninsa), quienes han recibido pagos por 5 billones de pesos, es decir, 3,5 billones más del valor inicial de la obra.

Hasta 2016, los malos manejos de EPM eran metidos bajo el tapete o, en el mejor de los casos, presentados como errores. Y cuando Paulina Aguinaga comenzó a cuestionar dichos manejos y denunciar presuntas irregularidades, un sector de la opinión pública y la clase política de Medellín se le fue encima. Porque lo malo no era cometer errores, a sabiendas que eran errores, sino visibilizarlos.

Hacer control político y social a las fallas de EPM no puede seguir siendo tabú.

¿El estado financiero es delicado? Sí. La administración Quintero debe hacer frente a las consecuencias de los errores pasados. El gerente actual, Jorge Carrillo, recibió el respaldo de buena parte del Concejo de Medellín, incluyendo cabildantes de la bancada opositora. No es para menos; tiene una hoja de vida impecable y probada experiencia en el sector energético para sacar adelante la empresa.

En el horizonte se vislumbra una luz. La intención de transformar a EPM en una empresa 100% técnica y mantenerla 100% pública es uno de los temas fundamentales de ciudad, que une a los actores de todas las orillas. Para que EPM no sea «la joya de la corona» ni «manzana de la discordia», sino una empresa al servicio de los medellinenses. Porque EPM, al igual que Medellín, nos une.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio