Otra vez sobre la corrupción

En reciente entrevista dijo el Contralor General de la República, Edgardo Maya Villazón, que la corrupción ha llegado a unos niveles que está en peligro el Estado mismo y recordaba algunos de los casos más escandalosos que han ocurrido en Colombia, como el de Reficar, el Túnel de la Línea, la Ruta del Sol, la transversal de Valledupar a Carmen de Bolívar. Cualquier cosa que se diga sobre la corrupción se queda corta ante la magnitud y gravedad del asunto. Casi a diario se escuchan voces y propuestas de funcionarios como el Fiscal General, algún ministro del despacho o candidato a la presidencia o al congreso de la república, en el sentido de aumentar las penas, quitar beneficios de casa por cárcel, inhabilidades de por vida para los responsables para contratar con el Estado, etc., pero se ha visto que ninguna de las mencionadas iniciativas se ha mostrado eficaz para al menos reducir este fenómeno a sus justas proporciones.

Las causas también son variadas para que muchos queden indemnes frente a sus criminales actos: quienes investigan y juzgan no dan abasto con la cantidad de investigaciones y procesos que llegan a sus despachos, es tanto el trabajo que tienen que no alcanzan a prestarle la necesaria atención a muchos de los casos que tienen a su cargo; también, actos de corrupción de algunos de estos funcionarios que no permiten que los responsables paguen por sus delitos; cierta permisividad en la ley a la hora de contratar; la falta de escrúpulo y de ética de quien comete la falta, es un asunto de valores tanto a nivel personal como social; las ganas de conseguir dinero fácil, son muchos los funcionarios públicos que llegan al cargo, sobre todo de elección popular, con la intención de enriquecerse; la falta de castigo en determinadas personas, pues piensan algunos que si tal o cual lo hace y nada le pasa, él puede actuar de igual manera.

También son muy variadas las modalidades de la corrupción: desde el guarda de tránsito que recibe una pequeña cantidad de dinero para no sancionar a quien infringe una norma de tránsito o el guardián del Inpec que tras recibir también una suma de dinero permite el ingreso a una cárcel de elementos no permitidos, hasta el funcionario que administra recursos públicos, y bajo todas las modalidades y formas posibles que hay, se apropia, este sí, de significativas sumas de dinero.

Como puede verse hay un coctel con muchos ingredientes, qué atacar entonces, la consecuencia del obrar mal, reducir las posibilidades que permiten la corrupción o centrarnos en las causas. Casi todos los opinadores se inclinan por fijar la atención en la consecuencia y por ello es que se escuchan propuestas, generalmente, sobre el incremento de penas. Deben atacarse los tres aspectos.

En cuanto a los responsables debe decirse que ha habido avances, pues se ha alcanzado a personalidades que antes era muy difícil como senadores, ex magistrados de la Corte Suprema de Justicia y uno de la Constitucional, alcaldes, gobernadores, pero falta mucho más, hay mucha corrupción en todos los sectores, como dice el Contralor General.

Los países latinoamericanos han sido siempre señalados de ser corruptos, unos más que otros, pero lo que está sucediendo en Guatemala actualmente merece destacarse. Creo que en ningún otro país del mundo, en tan poco tiempo, se ha llevado a la cárcel a dos ex presidentes de la república, a una ex vicepresidenta, a ex ministros de estado y ex funcionarios de alto nivel y se está investigando al actual presidente, se dice que está muy cerca de correr la misma suerte. Lo significativo en este caso, a diferencia de Colombia, es que la justicia ha llegado a las cabezas, nada más y nada menos a que a ex jefes del estado y todo por cuenta de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que se integró para tales efectos en ese país, porque si fuera por la justicia local, bien se sabe que esto no habría pasado.

Sin lugar a dudas lo del país centroamericano es un modelo a seguir, pero muy pocos países se van a atrever a crear un organismo que no se deje permear por los políticos de turno, que investigue de verdad, imparcialmente.