Nueve de abril, entre oportunismo y totalitarismo

El pasado viernes 9 de abril, como se dice coloquialmente el Alcalde de Bogotá se alzo la bata, porque en una parafernalia se constituyeron los actos de conmemoración de los 67 años del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, con un concierto en el parque Simón Bolívar hasta altas horas de la noche y una manifestación que recorrió a medio día, unas 50 cuadras, todo eso en homenaje a las víctimas.

Petro busco en esta fecha sacar el mayor provecho político, como se hecho tradicionalmente por parte de dirigentes que utilizan la ocasión para buscar una mejor proyección en sus aspiraciones burocráticas estatales, pero como si estuviéramos en Venezuela o Cuba los trabajadores del distrito fueron obligados a participar en la marcha, y campesinos e indígenas arriados como ganado desde sus lugares de origen para asistir a los eventos en la capital de la República.

Jorge Eliecer Gaitán gran líder liberal de mediados del siglo pasado, no merece que su memoria sea manoseada de esa forma, comenzando por los seguidores del comunismo, de la cual también hacen parte la banda armada de las Farc y la marcha patriótica, subrayando que el partido comunista en la vida política de Gaitán, siempre lo repudio tratándolo de fascista, siendo la prueba más contundente las elecciones de 1946, en donde prefirieron apoyar al otro candidato del partido liberal llamado Gabriel Turbay, antes que respaldar al caudillo popular, entonces es grotesco como los seguidores del bodrio marxista leninista ultrajan los legados de una persona, que en sus planteamientos rechazó la violencia y la dictadura que proponía el comunismo.

Para la época del asesinato de Gaitán, coincidieron varias hechos, ya que el 30 de marzo de 1948 se inauguró la IX Conferencia Panamericana en Bogotá, que daría origen a la OEA(Organización de Estados Americanos) y había comenzado la guerra fría, por eso nunca se ha descartado que el comunismo internacional tuvo que ver con la muerte de Gaitán, lo que significa que para el totalitarismo por llegar y permanecer en el poder, el fin justifica los medios, además se encontraba en Bogotá en un Congreso Latinoamericano de estudiantes, nada menos que Fidel Castro quien más tarde se convertiría en la peor pesadilla para el pueblo Cubano.

Fidel Castro llego a Bogotá el 31 de marzo de 1948, reuniéndose con Gaitán el 7 de abril en compañía de algunos estudiantes, quedando pendiente una nueva cita para el 9 a las 2pm, la cual no se cumplió por el asesinato, Resaltando que el dictador Cubano le contó en una entrevista a Carlos Franqui, comandante de la Sierra Maestra, quien fue director de Radio Rebelde y del diario Revolución, el cual murió en el exilio en el 2011 en Puerto Rico, que participó activamente en el Bogotazo, con un fusil en las manos y que aquello era igual a la Revolución Francesa con la toma de La Bastilla o la Comuna de París, además el déspota de Castro mencionó que el partido comunista en Colombia tenia aproximadamente diez mil hombres para esa época, lo cual causa bastante curiosidad.

El Bogotazo de acuerdo a los mandatos marxistas, se puede asimilar a la chispa que prende la pradera como lo planteo Mao Tse Tung en 1930, muchos años antes de tomarse el poder en la China, pues el enfrentamiento en la guerra fría entre el bloque Soviético y los EEUU era intenso, en los aspectos político, militar, cultural y sindical, advirtiendo que el fundamento del comunismo totalitario es el de la violencia para provocar la insurrección, eso se pudo haber aplicado en Colombia, con la muerte de Gaitán y la oportunidad era clara para promover una revolución violenta de corte marxista- leninista, recordando que ninguna posibilidad se ha descartado en el caso del magnicidio, a pesar de que se ha dicho que Roa Sierra el asesino, actuó solo.

Así que Gaitán no descansa tranquilo en su tumba, ante el uso y el abuso que hacen de su memoria, especialmente quienes lo maltrataron y estigmatizaron, principalmente el comunismo que veía en él a un rival, que les quitó las banderas sociales, con las que suelen engañar a las masas, para conquistar el poder y perpetuarse en el, mediante la represión.