Adán y Eva no tenían ombligo, eso está escrito en diferentes libros, artículos y ensayos, la verdad no sabía que el tema despertara tanto interés y curiosidad, a pesar de ser un mito, una forma de explicar la aparición del ser humano. Mientras que algunos textos niegan la existencia del ombligo en los primeros pobladores de la tierra, otros aducen que de no haber tenido ombligo serían seres imperfectos, pero, de haberlo tenido, implicaría un nacimiento por medio de un parto y no de la creación suprema, en fin, teorías van y vienen. “Y Dios los bendijo, diciendo: creced y multiplicaos.” Génesis 1-22. ¡Uh, pero que forma de multiplicarnos! Debo admitir que lo importante para mí no es el ombligo sino tratar de entender, en términos bíblicos, como hicieron ellos para empezar a poblar el planeta. Cuentan los historiadores, no la religión, que el hombre primitivo vivía solo, muy solo, debido a los pocos seres que habitaban estos espacios. Según el metarrelato religioso o el metarrelato histórico, hace muchos años atrás no había tanto terrícola, fue con el pasar de los años que el hombre empezó a reproducirse y expandirse por diferentes lugares llamados hoy continentes o países.

La semana anterior, concretamente el 15 de noviembre de 2022, según la ONU, ya somos 8.000 millones de habitantes en el planeta tierra, ante semejante cifra y tratando de dimensionar la noticia traté de explicarme tan abultado guarismo; si al estadio “Atanasio Girardot”, de la ciudad de Medellín, le caben 40.000 personas, se necesitan 25 estadios llenos para completar un millón, ahora, ¿cuántos estadios se necesitan para sentar 8.000 millones de personas? Después que las cifras dieron vueltas por mi cabeza, solo alcancé a pensar en las condiciones de vida de tanta gente pobre, entonces recordé la novela histórica, “Los Miserables”, del reconocido y admirado escritor francés, Víctor Hugo, novela que deberíamos volver a leer.

Y es que cada día que aumenta la población, también aumenta el hambre y la miseria, se ha dicho hasta la saciedad que la pobreza no la crean los pobres sino un sistema que, sin vergüenza alguna, defiende a los poderosos y arrincona a los desposeídos. Seamos muchos o seamos pocos, lo importante es que nadie sufra ni padezca hambre que, a mi modo de ver, es la peor enfermedad. Aprendí de mis padres que el hombre es capaz de vencerlo todo, menos el hambre.

Según el periódico, El Colombiano, -noviembre 15/22-, “de acuerdo con las cifras estimativas de la ONU, actualmente el ranking de las naciones con más habitantes en el mundo, que fueron claves para llegar a los 8.000 millones, lo está liderando China (1.452 millones) y le sigue la India (1.412 millones), Estados Unidos (335.6 millones) …” En medio de tantas cifras es oportuno resaltar que Damián, el bebé nacido el domingo anterior en República Dominicana, representa simbólicamente el habitante 8.000 millones del planeta. Teniendo en cuenta que China es el país más poblado, el año anterior escribí acerca del tema aduciendo que ante la exagerada tasa de natalidad el gobierno chino de Deng Xiaoping decidió instaurar, en 1979, la política nacional de un solo hijo por hogar. Ante tal medida, los abortos se multiplicaron de forma exagerada y, desde ese momento la vida familiar y social para los chinos cambió rotundamente. La medida de un solo hijo tuvo vigencia hasta el año 2015, cuando el gobierno de Xi Jinping, decretó que se podían tener dos hijos, fueron treinta y seis años bajo el régimen de un solo hijo por familia.

La cifra de 8.000 millones suena exagerada, pero, dejando a un lado los números, no debemos olvidar que el hombre está acabando con el planeta y por ende con la humanidad, además es claro que pronto la población empezará a disminuir. Esta vez quiero reiterar que la científica estadounidense, especialista en fertilidad, Shanna Swan, en su estudio “Cuenta atrás”, documenta que la cantidad de espermatozoides de los hombres en occidente se ha reducido a la mitad en los últimos cuarenta años, y de continuar tan alarmante declive en los próximos cincuenta años el hombre habrá perdido su capacidad reproductiva, haciendo que la infertilidad masculina disminuya la población mundial. Lo anterior se debe a una mala dieta, al estrés y al consumo exagerado de químicos en bebidas y alimentos, también al uso de detergentes, pesticidas y sobre todo del plástico. Dice el estudio que, a los cambios alimenticios, hay que sumarle la contaminación del agua y el aire, factores indispensables para la salud.

Por otro lado, es claro que en algunas discusiones puede no ser relevante la cantidad de personas que habitamos este cuerpo celeste, sino la forma en como nos estamos nutriendo, otrora el ser humano se alimentaba de la misma naturaleza, es decir, había papas, yucas, plátanos, verduras y frutas en cantidades, hoy abunda la comida procesada, industrializada, sí, la química y sus derivados nos invaden cada vez más. ¡Qué paradoja!, nuestros padres y abuelos ordeñaban las vacas, nosotros nos paramos frente a una máquina, le metemos monedas y ella nos expulsa una gaseosa, algunos llaman estos productos comida chatarra, yo diría basura, “comida” artificial que poco o nada nos nutre. Creo que todos, desde nuestro humilde lugar, debemos aportar para que el mundo sea cada vez mejor, 8.000 millones de razones para vivir en paz.

Pd: muy triste saber que al ser humano le están enseñando más a preguntarse por lo que le hace falta, que a valorar todo aquello que tiene.

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Redacción Minuto30

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