La alcaldía de Medellín no aguanta más burocracia. No se cumplía el primer año de la administración de Aníbal Gaviria, cuando ya le estaba presentando al Concejo de Medellín un proyecto que le otorgaba facultades especiales para la “modernización” de la estructura orgánica de la alcaldía, mediante el cual se creaban seis Vicealcaldías, nuevas secretarías y alrededor de 500 nuevos puestos de trabajo. Con el paso de los años, los medellinenses nos dimos cuenta que esto resultó ser un burdo proceso de burocratización y verticalización de la estructura de la alcaldía, lo cual hace al ciudadano más lejano y ralentiza la toma de decisiones.

Pablo Jaramillo V.

Ahora, poco más de dos años después, el alcalde vuelve a solicitar facultades especiales, mediante el sonado proyecto de Acuerdo 300, por un término de cuatro meses para “crear establecimientos públicos y empresas industriales o comerciales del Estado y modificar los existentes”.

¿No aprendimos?

No conocemos aún los avances de la supuesta modernización y ya le quieren “meter la mano” a otras entidades municipales.

De todo esto, hay varias situaciones que me generan cierta suspicacia, conociendo el actuar del alcalde. Busca facultarse para hacer y deshacer con las 46 entidades descentralizadas del municipio por cuatro meses, es decir, que coincide con la fecha de inicio de la Ley de Garantías. No me genera buena espina que esto busque hacerse en época preelectoral. Suficiente campanazo fue la reciente y “sorpresiva” designación de la nueva gerente del Metro, exfuncionaria del actual alcalde, quien de manera “coincidencial” renunció la semana a su aspiración a la alcaldía y en escasos días le cayó trabajito del cielo. Por otra parte, me inqueta que se quiera disfrazar desde la administración el objetivo de este proyecto de Acuerdo como una herramienta para la “implementación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial”. O andan dando tumbos en la administración o efectivamente de nada sirvió el tal proceso de “modernización” de 2012.

Pero más nefasto que el propio proyecto de Acuerdo 300, que muy seguramente terminará aprobando la sumisa bancada de gobierno en el Concejo de Medellín, fue el bochornoso episodio que protagonizaron ayer algunos concejales durante el debate, quienes pretendieron convertir el recinto en una gallera. Insultos, gritos y retos se vieron principalmente entre los concejales Róber Bohórquez y Juan Felipe Campuzano a quienes la desbordada exaltación le restó altura a un debate donde se prefería que imperara la fuerza pero de los argumentos y de la razón.

Así vamos presenciando tristemente los medellinenses otro sombrío capitulo para la ciudad que marcará su destino. Se están destinando todas las energías en dejar estructurado un complejo aparato burocrático para las elecciones de octubre, mientras a la ciudad se la carcome el hampa, el crimen y la informalidad ¡No más burocracia! @conojocritico

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Redacción Minuto30

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