La falta de conmiseración de los seres humanos nos tiene sumidos en una de las peores épocas que alguno pudo ni siquiera imaginar en su vida; CONTAGIO, una película que fue catalogada en su momento como Ciencia ficción, ahora queda reasignada como drama en su clasificación cinematográfica porque todo aquello que pensamos imposible llegó de una forma inesperada.

Los mercados húmedos de Wuhan fueron los gestores de la lamentable situación que hoy tiene en vilo al mundo entero gracias a la crueldad de estos lugares, donde se busca satisfacer un paladar sanguinario enajenando a seres vivos que son sometidos a los peores vejámenes existentes, entre el miedo, el dolor y la sevicia de sus verdugos comensales que se vanaglorian de estos desagradables placeres culinarios; “Cuando una mariposa aletea en Japón …” y así el mundo está sumido en la incertidumbre de un virus que nos ha hecho recordar que todos somos iguales, que no respeta credos, edades o intereses y que nos ha obligado a refugiarnos ante el temor del Apocalipsis que pueda amenaza nuestra existencia.

Este Virus ha sido un llamado a la quietud, a recordar que no estamos solos en este planeta en el que hemos logrado amedrentar y arrinconar a las demás especies llevando a un punto próximo al no retorno a nuestra existencia y la de los demás; De alguna forma la vida nos hizo un llamado a la cordura y nos obligó a aislarnos trayendo con ello regocijo a la naturaleza que paulatinamente ha ido recobrando lo que por años le hemos arrebatado, hemos visto hermosas manifestaciones en los mares donde cúmulos de delfines disfrutan en el agua, animales silvestres que curiosos se acercan a las calles de ciudades para ellos desconocidas, aguas cristalinas en su máximo esplendor oxigenando nuestra existencia y al mundo entero que se ahogaba por nuestra avaricia, ánimo de lucro y avidez por el poder económico.

Le dimos sin desearlo, un respiro al planeta. Nos están enseñando con dolor para muchos, que debemos respetar nuestro hábitat y a las especies con las que lo compartimos, es una lección fuerte que depende de nuestra propia inteligencia asumir. Sin embargo, somos tan miopes que no acatamos los mandatos de natura y seguimos condenando a muchos seres vivos a causa de todas estas situaciones, no hemos podido dimensionar el daño que hacemos, pero seguimos exponiendo a los más indefensos al dolor del abandono.

Nuestro ánimo de especulación nos lleva a la credulidad frente a noticias que solo buscan generar ambientes de alarma que enardezcan los ánimos sin importar las consecuencias de los mismos, a pesar que muchas entidades se han manifestado explicando las formas de contagio y la inocuidad de los animales en el proceso de salud – enfermedad del COVID-19, muchas personas han hecho caso omiso a la información científica y se han apeado a los rumores del común que afirman que los animales pueden traer consigo la enfermedad generando entonces un sinfín de abandonos de perros y gatos en muchas latitudes del mundo; Colombia no se ha quedado atrás, las denuncias de abandono pululan, perros y gatos están siendo condenados por sus familias en que algún momento los acogieron en su hogar y que hoy les dan la espalda dejándolos a merced del hambre, el miedo y la soledad.

Conocimos muchos casos de animales que poco a poco fueron falleciendo en las calles de China; nos indignábamos con las noticias donde los animales eran inclusive arrojados por ventanales ante el miedo del contagio; pero hoy, estamos replicando el mismo modelo haciendo de un momento que debería unirnos a todos en ambientes de recogimiento y solidaridad; Hemos hecho de la tierra un infierno para los animales, como lo planteó Schopenhauer y persistimos en ello.

Queridos lectores: Los animales SON VÍCTIMAS inocentes de nuestro actuar en esta tierra, ellos no tienen para nada la culpa de las situaciones a las cuales los hemos sometido, no es justo para ellos que los abandonemos en los momentos que más necesitan de nosotros. En un momento tan álgido como el que vivimos, son los animales los que podrían ser remedio para nuestra ansiedad, nuestra depresión. La compañía amorosa de un ser vivo canino o felino son suficientes para romper nuestra rutina, llenarnos de amor incondicional y hacernos olvidar los más duros de los suplicios.

Nuestra fundación tiene consigo una gran cantidad de perros y gatos que están buscando casita, que buscan llegar a inundar de amor, de paz, de armonía a muchos hogares y familias; durante el curso de esta cuarentena hemos tenido mucha receptividad por parte de personas que han ofrecido sus casas como hogares de paso mientras este periodo de transición pasa; queremos que todos sean consientes, los animales lo único que logran transmitir es: AMOR.

Ellos son víctimas de nuestro egoísmo que los ha sometido en múltiples formas; los invitamos a entender que la consideración es un valor que debería primar en nuestra sociedad, que cada buena acción trae consigo un buen resultado, entre todos podemos sacar este momento de incertidumbre adelante pero de este mismo creo fehacientemente solo saldrán vencedores, aquellos que no se dejaron vencer, amilanar y que por el contrario fueron solidarios y perdedores aquellos que no logren ver más allá de la oscuridad, para darse cuenta que no estamos dentro de una cueva, sino atravesando un túnel hacia un nuevo despertar

Solidaridad, amor y conmiseración.

Mis mejores deseos para todos.

Fundación O.R.C.A
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Redacción Minuto30

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