Querida Sofía, tengo presente que, en pocos días, por reglas constitucionales, serás mayor de edad, te presentarás ante el Estado para firmar unos documentos que te acreditarán como ciudadana en ejercicio, te darán un documento pequeño donde aparecerá un número que solo tú portarás, ese será el número del contrato que firmes con el Estado, el cual a partir del momento se encargará de velar por tus derechos y hacerte cumplir tus deberes y obligaciones. Juan Jacobo Rousseau hablaba del “Contrato Social”, para referirse a las obligaciones y responsabilidades compartidas entre los ciudadanos y el Estado.

Recuerda que algún día te conté que el filósofo alemán, Emanuel Kant, argumentó que las personas alcanzan la mayoría de edad cuando se atreven a usar la razón, a pensar por sí mismas y tomar sus propias decisiones, contrario a los menores de edad, personas incapaces de pensar y decidir sin la guía de otro, tristemente te encontrarás en la vida con personas con muchos años vividos sin alcanzar la mayoría de edad. ¡Ah!, te cuento mi hermosa Sofía que siendo niño y también de joven yo quería ser adulto, que error tan grande, aún no sabía que crecer y hacerse viejo era una trampa.

Con el contrato social (Cédula de Ciudanía) en tu cartera, podrás hacer uso de tu derecho al voto, lástima que en nuestro país poco se le cree a la democracia, pero, no es solo en nuestro país mi querida Sofía, sino en el mundo entero que está siendo cuestionada. Hace pocos días leí el libro “El ocaso de la democracia” (la seducción del totalitarismo) escrito por la periodista e historiadora norteamericana, Anne Applebaum, quien con gran destreza muestra los destrozos de un sistema de gobierno marchito, por no decir acabado, en muchos países. Obvio que te voy a contar del libro, pero, sabes que ahí está y debes leerlo. Hoy, el autoritarismo disfrazado de falsas teorías de izquierda, centro izquierda, derecha, centro derecha y, unas cuantas revolturas más, permite la autoproclamación de liderazgos perpetuos y mandatarios atornillados al poder.

Pero, si por otros continentes llueve autoritarismo y malos gobiernos, en el nuestro no escampa mi querida Sofía, siempre se hacen elegir los mismos con las mismas. Los colombianos estamos cerca de un proceso electoral, y desde ya, los políticos de siempre se están agrupando en otros partidos pero con la misma verborrea de la “renovación”, los que otrora fueron concejales, diputados, alcaldes o gobernadores, hoy quieren ser congresistas, y algunos más osados dizque presidentes de la república. Los mismos con las mismas promesas de acabar la pobreza, reducir los impuestos, más salud, mejor educación y un buen empleo.

Sé que no te estoy pintando el mejor panorama, mi hermosa Sofía, pero no puedo mentirte, sería muy feo que yo siendo tu abuelo te mintiera, he vivido más de medio siglo y solo he visto a unos pocos pasar por todos los puestos burocráticos, los mismos candidatos, los mismos apellidos, las mismas familias, yo pregunto, ¿es que no hay nadie más por quién votar?, ¿está tan bien ajustado el sistema electoral que siempre ganan los mismos?

Ahora, con relación al manejo de las redes sociales, te quiero felicitar, sé de tu responsabilidad y respeto por los demás al momento de enviar o recibir un menaje. Desafortunadamente, la tecnología a otros les está haciendo mucho daño y, están haciendo mucho daño. La cantidad de noticias falsas son tantas y las peleas tan horribles que pueden aniquilar una persona, con decirte mi preciosa Sofía que siendo anósmico me parece que siento la hediondez y la fetidez de tanto odio y rencor que destilan algunas pantallas.

Lo anterior sin contar la forma como algunos venden de todo y se venden a ellos mismos exhibiendo sus cuerpos. Tanta desnudez y tan poca pulcritud. Hoy todo pasa por internet, quien no esté bancarizado o tenga como mínimo un correo electrónico, le será difícil sobrevivir en esta era digital, ¡díganmelo a mí, mi querida Sofía! Te cuento que cuando Gutenberg inventó la imprenta tuvieron que pasar muchos años para que los europeos aprendieran a leer y escribir, y cuando se inventó la radio los periódicos no desaparecieron, pero las redes sociales arrasaron con todo, así no sepas leer te involucran.

Recuerdo que cuando eras una bebecita te contaba y te contaba cuentos, te gustaba que te repitiera algunos de ellos, cerrabas tus ojitos y te dormías. Si algún día, al conversar conmigo, repito y repito las mismas historias, tal vez lo haga sin darme cuenta y porque estoy viejo, mi memoria no es la misma, te pido el favor no me interrumpas, no te desesperes, escúchame.

Ojalá que algún día hablemos de tus triunfos, del país que abrió las puertas a tu juventud brindándote las oportunidades que le negaron a mi generación. Espero que algún día no te sientas triste, enojada o impotente por verme afligido y desvalido, mejor dame tu corazón, compréndeme y apóyame como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia, te prometo gratitud y sonrisas, con el inmenso amor que tengo por ti, se despide quien te ama. Atentamente. Tu abuelo.

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Redacción Minuto30

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