Naufragamos en lo seco

En primer lugar quiero manifestar que soy uno de los muchos confinados en sus casas debido a la edad y por causa del coronavirus.

Esas medidas, aunque molestas, son de vital importancia para conservar la vida de muchos colombianos que ya superan esa edad de los 70 años y que muy seguramente tienen menguadas sus defensas y son proclives a los ataques de virus y bacterias que pueden conducir a desenlaces fatales. No nos creamos inmunes a esta pandemia y por el contrario acatemos las medidas del gobierno nacional pues en verdad son beneficiosas para evitar el contagio.

Dicen por ahí que cada alcalde manda en su tiempo y estamos viendo como cada uno se quiere llevar los laureles dentro de sus conciudadanos tomando medidas extremas que incrementan el pánico colectivo y no tienen asidero real y, por el contrario, afectan el estado de ánimo, los comercios, la industria y la economía de sus municipios.

Instauran toques de queda para los adultos mayores pero propician el uso del transporte público, continuando con el pico y placa para dizque mejorar el medio ambiente, siendo este una gran fuente de riesgo de contagio. Sus medidas son populistas y con tintes politiqueros antes que efectivas y beneficiosas reales para el mejor estar de la población.

Es de simple sentido común que las personas para sus subsistencia tienen que comer y no todos tienen la posibilidad de conseguir la comida sino trabajan, para el efecto esos toques de queda improvisados serán una fuente de escasez real u originada por acaparadores que ven en estas situaciones, oportunidades de lucro inmediato y abundante. Entonces tenemos una espiral alcista que enriquecerá a algunos y empobrecerá a otros.

Está bien que los que pasamos de los setenta años evitemos las aglomeraciones y en verdad es mejor para muchos quedarse en casa pero de ahí a la casa por cárcel hay un abismo con una brecha muy pero muy ancha.

No podemos pretender que el único ejercicio sea levantarse de la cama, desayunar, bañarse, caminar por los pasillos, visitar las alcobas y el salón para después sentarse a almorzar, hacer una siesta, ver televisión y después comer para luego acostarse. Ese tour diario conduce a la depresión trayendo con esta la baja en las defensas y por ende incrementando el riesgo de enfermedades, incluido el coronavirus.

Tomando las debidas precauciones que como cosa lógica son más propensas a ser acatadas por las personas de mayor edad, se puede tener una vida casi normal, eso sí evitando las aglomeraciones y el tumulto.

También hay otros funcionarios cuya inteligencia está sin estrenar que hacen declaraciones alarmantes en cuanto a las posibilidades de contagio. Es el caso de Pinturita Quintero que habló de la posibilidad de contagio para el 75% de la población del valle del Aburrá. Este si mostró su escaso manejo de cualquier eventualidad que se la salga de ir a su despacho todos los días a pensar como limpia los desastres de sus pares que no sea con pinturita o agua y jabón.

Es tal su ignorancia que quiere legislar en los aeropuertos, desconociendo que para este tipo de instalaciones como para las terminales de transporte terrestre o puertos para el transporte acuático, hay unas normas que las rigen y unos entes de nivel superior que establecen las leyes para su funcionamiento. El alcalde no puede interferir ni establecer normas que superen la autoridad superior que los rige.

Desde su posesión y en estos tres meses escasos de gobierno de la ciudad ha demostrado una ignorancia supina de la administración pública y pensar que lo elegimos para cuatro largos años para regir los destinos de la ciudad. Con un capitán de esta preparación naufragaremos en lo seco. Es por eso que desde ya debemos empezar seriamente a montar su derogatoria del mandato.
Secretarios o secretarias sin preparación suficiente para entender lo que están administrando es el denominador común de esta administración y todos, pero todos no saben en donde están parados y como se come lo que están viendo a diario.

Postre: Vamos de c… p´al estanco.