En este mismo periódico, escribí en mi anterior columna titulada Paquidérmico Unasur, donde cuestioné a su Secretario General Ernesto Samper por cuidar a Maduro y no dar respuesta a la violación de derechos humanos que tiene lugar en Venezuela; donde se acentúa la represión ante una comunidad internacional impotente.

Alvaro de Lamadrid

Ante la complejidad del conflicto —y el silencio adrede de los Presidentes de la región- para encauzar y normalizar la situación, con un sistema de auténticas libertades públicas.

En todo esto lo que queda claro es el Inmoral Sistema Multilateral de la Región , la ONU y primordialmente el UNASUR, que lejos de garantizar la paz, la democracia y la vigencia de los derechos humanos, dejan huérfanos a los pueblos sufrientes y sojuzgados por el autoritarismo mesiánico de gobiernos que sostienen su poder de espalda a la democracia.

En todos los casos, esto se suma al sistema de veto feudal imperante que impide el funcionamiento democrático de la gran Organización multilateral: Naciones Unidas. A las instituciones anteriores se añadiría que la Corte Internacional de Justicia debe reformular sus normas y pautas de comportamiento, de tal manera que los actuales tribunales de ámbito mundial quedaran incorporados y actuaran con un funcionamiento suficientemente ágil y eficaz.

El multilateralismo es especialmente apremiante, porque la globalización ha favorecido exclusivamente al 20% de la humanidad, que vive en los barrios prósperos de la aldea global. El 80% restante, es la lacerante precariedad donde se vive en condiciones tan inhumanas y desiguales que — constituye un auténtico problema de conciencia— más de 60.000 personas mueren diariamente de hambre en el mundo, en un genocidio pareciera invisible de crueldad, desamparo y olvido.

UNASUR y la OEA seamos claros, ya resultan un fracaso cuyo impacto todavía desconocemos en su totalidad, dado que los atropellos y las muertes parecieran encontrar refugio y sustentos en sus inacciones voluntarias e inocultables a esta altura. Que Ernesto Samper esté al frente de la UNASUR basta y sobra para entender que este organismo es una cascara vacía que resulta un aguantadero y guarida de los gobiernos que menoscaban las libertades públicas y los derechos humanos.

Hoy debemos luchar en los foros internacionales, en las cátedras y donde dé lugar, para que las instituciones multilaterales eliminen las prácticas antidemocráticas. Sería oportuno proclamar una Declaración Universal de la Democracia. Dejo propuesto este paso vital para empezar a trabajar.

En cuanto al tema de seguridad, esta no debe interpretarse como defensa exterior o defensa militar. Se trata de la seguridad social, que incluye la seguridad energética, la seguridad climática, la seguridad ante catástrofes naturales o provocadas y, desde luego, también la seguridad territorial.

Es inmoral y lacerante ver que se vendan armas a países que se hallan en una auténtica situación de quiebra socioeconómica o que viven por debajo del umbral de la pobreza. «América y distintos lugares de Europa viven el peligro de un retroceso democrático», Dejemos de tratar los síntomas y tratemos la enfermedad.

La democracia ya no se reducirá a la votación en elecciones cada dos o cuatro años. La revolución informática nos muestra una inflexión histórica. Las movilización populares pacífica, como en la Argentina mi país contra la Violencia Política y la Corrupción, las marchas en Venezuela por recuperar la democracia, la libertad y el valor de la vida humana y la marcha conmovedora dada en Brasil diciendo basta de corrupción son marchas con más propuestas que protestas, que empiezan a tomar conciencia que las mismas permitirán enderezar muchas tendencias decadentes presentes.

Colombia también se mantiene en vilo por los condicionamientos del terrorismo de las FARC y sus escaramuzas insinceras, dilatorias y peligrosas en el camino de lograr una paz verdadera. Está claro que la situación actual requiere rápidos diagnósticos, ideas, conceptos y estructuras. Sería ahora oportuno proclamar una Declaración Universal de la Democracia, donde deberían ponerse en práctica los Derechos Humanos

Solo de esta manera podrán realizarse las grandes transiciones pendientes de la Democracia que siente las bases de un desarrollo global sostenible. Pasar de una cultura de imposición, de dominio y violencia que aún sufren nuestros pueblos de sus Gobiernos muchas veces, a una cultura de encuentro mundial, de diálogo fraterno, de conciliación duradera, de alianzas para la paz . Honraremos así la vida y la existencia para sus nuevos e inmensos desafíos venideros.

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Redacción Minuto30

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