Mientras más años tiene una mujer, más se quiere.

Desde pequeña he sentido curiosidad por preguntarle a las mujeres de mi familia si son felices. Hoy día me he dado cuenta de que es relativo lo que una mujer entiende es la «felicidad». En primer lugar, porque es imposible ser feliz todo el tiempo. Pues la vida lleva altibajos. Momentos felices, momentos tristes, momentos de incertidumbre, momentos apasionados. Otros no tan divertidos. En fin, se requiere un balance mientras vamos en búsqueda de nuestra felicidad. No obstante, con el paso de los años me he dado cuenta de varias cosas.

En primer lugar, que precisamente mientras más años tiene una mujer, más se quiere. Sus prioridades cambian. Ella es importante en su vida. No solo la familia, el trabajo, los compromisos. Tiene un compromiso con ella misma para ser feliz.

En segundo lugar, muchas veces ser una mujer feliz consiste en ser realmente quien quieres ser. No lo que esperan los demás que seas. Intentar ser menos perfecta y más real.

En tercer lugar, una mujer es feliz cuando hace lo que realmente quiere hacer. Con su vida, con sus decisiones. Sabe que tiene derecho a equivocarse, a decir que no sin sentirse culpable. Se acepta tal como es pero se exige ser lo mejor que puede ser.

Una mujer feliz es libre. Viaja. Baila. Rie alto. No se reprime. Ni las pasiones, ni lo que piensa, ni lo que siente. Va tras lo que quiere. Conquista con una sonrisa como si fuera la dueña del mundo. Entiende que tiene derecho a vivir en abundancia, a ser amada y respetada. Una mujer feliz es apasionada, vehemente, intensa. Agradecida de Dios.

Abogada, agente de bienes raíces internacional, conferenciante, empresaria y directora de la Fundación Baila Corazón. Visita su sitio web: www.latinasempowerment.com

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Redacción Minuto30

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