La movilidad urbana es esencial para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible —ODS — porque una movilidad más humana y segura impacta en aspectos como la erradicación de la pobreza, el crecimiento económico, la reducción de la desigualdad, la protección de los ecosistemas, el mejoramiento de la salud y bienestar de la población urbana, entre otros. Específicamente, la seguridad vial impacta directamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3: Salud y Bienestar.

La ciudad perdió 3.000 vidas por incidentes viales en los últimos diez años. Ante esta problemática, Medellín adoptó el enfoque de Visión Cero para la Seguridad Vial, por medio del Decreto 261 de 2019, que consiste en que cero es el único número aceptable de muertes y lesiones en las vías. La capital antioqueña asumió la meta de reducir su tasa de mortalidad vial a 5 por 100.000 habitantes en 2023. En los últimos años, esta tasa se ha mantenido por encima de las 10 muertes por cada 100.000 habitantes, alta en parámetros internacionales. Para lograrlo, la ciudad implementa el enfoque Visión Cero, como parte de su Plan de Desarrollo 2020-2023 “Medellín Futuro”, en la línea estratégica 4 EcoCiudad, que además se articula con los enfoques de Género y de Accesibilidad Universal.

Por eso, podemos decir que Medellín está encaminada con estrategias lideradas por la Secretaría de Movilidad para el cuidado de la vida, que no consisten solo en generar mayor control, sino también en articular los esfuerzos en infraestructura, para que las obras viales y la señalización privilegien la vida sobre la velocidad de los vehículos automotores.

También se requiere de una mayor inversión en programas de gestión social y cultural que permitan que las personas sean más conscientes sobre sus hábitos de movilidad, elijan modos de transporte sostenibles y entiendan la responsabilidad de conducir un automóvil o una motocicleta.

Sabemos que el crecimiento automotriz es y seguirá siendo exponencial, si seguimos privilegiando y facilitando el uso del automóvil. Por más vías que podamos adecuar o construir, el espacio de la ciudad es limitado y debemos optimizarlo, teniendo en cuenta la topografía de Medellín.

Por eso, en la Secretaría de Movilidad nos orientamos a ofrecer nuevos espacios a modos de movilidad como la bicicleta y la caminata, que generan una menor huella de carbono con un mejor aprovechamiento del espacio público. Eso no quiere decir que el vehículo particular deje de existir o de tener un papel importante en la ciudad, pero sí que se llegue a hacer un uso más consciente, permitiendo otros modos de transporte.

En concordancia con esta visión, uno de nuestros proyectos más importantes es la implementación de la primera Zona Urbana de Aire Protegido —ZUAP— de la ciudad, que está ubicada en el ´anillo centro´, entre las calles San Juan, Ferrocarril, Avenida Oriental y Echeverri. Esta será una zona diversa y vibrante, donde tendrán cabida todos los modos de transporte, en especial la caminata, la bicicleta y el transporte público. Buscamos mejorar la calidad del aire de la ciudad y comenzar la transformación hacia una ciudad más segura y sostenible, con menos externalidades negativas en la movilidad.

Otro aspecto clave es el fortalecimiento y crecimiento continuo de su sistema de transporte público, tanto el masivo como el colectivo, el individual y su intermodalidad. Pero Medellín no siempre ha sido como la conocemos, sino una ciudad en constante evolución, que ha marcado pautas de desarrollo urbano y rural integrado. Con el avance industrial, comercial y empresarial de las primeras décadas del siglo XX, nació el transporte público como una respuesta a las necesidades de desplazamiento de los ciudadanos, desde aquellos que se encontraban en las centralidades hasta los que estaban en los barrios periféricos.

El servicio de transporte público ha sido un elemento de impulso y conexión socioeconómica para nuestra ciudad, y es gracias al Transporte Público de Medellín —TPM—, que muchos ciudadanos pueden acceder hoy a educación, trabajo, salud y demás servicios que bajo otras condiciones les sería más complejo y costoso.

Sabemos que el TPM siempre ha enfrentado retos que ha logrado superar. Gracias a esto, Medellín es una ciudad con un excelente servicio de transporte público masivo, colectivo e individual, y es un referente de movilidad regional y nacional. La emergencia sanitaria por covid-19 es tal vez el reto más importante en la historia del TPM y ha tenido un gran impacto en la prestación del servicio de transporte público de las principales ciudades del país y Medellín no es la excepción, ya que las empresas de transporte público de la ciudad han tenido importantes afectaciones económicas debido a la reducción de usuarios, a la falta de confianza y al temor de un segmento de la ciudadanía al usar el transporte público colectivo y masivo, al percibirlo como un espacio atiborrado con posibilidad de contagio.

De modo que es indispensable continuar con el trabajo conjunto entre la institucionalidad y las empresas prestadoras del servicio para recuperar la confianza de la ciudadanía y evitar que se ponga en situación de vulnerabilidad operativa y económica a las empresas del TPM. Y también realizar esfuerzos para que muchas personas sobre las cuales ya se había generado una conciencia y cierta apropiación para el uso del transporte público como una opción más sostenible de movilidad en la ciudad, no retornen u opten nuevamente por modos de transporte como la informalidad, la motocicleta o el automóvil, que traen consigo problemáticas como el incremento de incidentes viales, el deterioro de la calidad del aire, la congestión vehicular, y nos alejan de la visión de la movilidad sostenible que deseamos y por la cual la institucionalidad y las empresas prestadoras del servicio han hecho una gran apuesta.

Los desafíos son constantes y ahora, más que nunca, es responsabilidad de los empresarios, la institucionalidad y la ciudadanía, mantener y mejorar día tras día el capital social y tecnológico que representa el transporte público para Medellín, que con importantes proyectos como la recientemente inaugurada línea P de Metrocable El Picacho y el próximo Metro de la 80, reafirma su camino hacia una ciudad con una movilidad más accesible e incluyente.

Vale mencionar que la movilidad sostenible va más allá de la mera función básica del traslado de las personas de un lugar a otro en diferentes medios y que, en este sentido, la movilidad de una ciudad debe cumplir con unos propósitos mucho más estratégicos desde el punto de vista social, mediando variables económicas, productivas, socioespaciales, ambientales y culturales en los territorios y sus habitantes.

Finalmente, se viabiliza la necesidad de que por medio del proyecto de Transformación Educativa y Cultural para la movilidad sostenible y segura se agrupen los procesos sociales y comunicacionales de la Secretaría de Movilidad, bajo un modelo de gestión cultural para la movilidad sostenible desde el enfoque de Visión Cero, la accesibilidad universal y el enfoque de género.

Mmodelo concebido como una herramienta de gestión para implementar estrategias sociales, pedagógicas, comunicacionales y de relacionamiento, que sean efectivas, con los distintos grupos de interés que juegan un papel relevante en el establecimiento de prácticas favorables para el cuidado y el autocuidado en cada uno de los medios y alternativas de transporte disponibles en la ciudad, así como fomentar el buen uso y la apropiación de la infraestructura vial, peatonal, los equipamientos y elementos dispuestos para garantizar la movilidad de todas y todos, en términos de eficiencia, integración, accesibilidad universal y seguridad.

En consecuencia, fortaleciendo la prevención de lesiones o muertes por incidentes viales y la mitigación de los impactos ambientales derivados de las prácticas de movilidad de los habitantes de Medellín.

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Redacción Minuto30

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