La exactriz porno Mia Khalifa, famosa por aparecer en una cinta “triple X” con un hiyab islámico, confesó que entró a la industria del porno por su inseguridad y ahora quiere dejar atrás ese pasado del que no se siente orgullosa.
Una de las actrices porno más famosas del mundo, ahora retirada de esta industria, concedió una entrevista al programa Hard Talk de la BBC y contó cómo vive hoy después de haber tenido tanto éxito en su corta participación dentro del mundo del entretenimiento para adultos y cómo tuvo que sobrellevar las amenazas de muerte por parte del EI (Estado Islámico), el repudio de su familia por su trabajo y la sumisión de ella como mujer en un mundo manejado casi en su totalidad por hombres.
Mia es graduada de la Universidad de Texas y su inseguridad en cuanto al cuerpo la terminó llevando a este mundo del cual hoy no ha podido salir del todo, pues aunque ya no graba ninguna película y no tiene ningún vínculo laboral con la industria, su video sigue siendo uno de los más famosos de PornHube, la página web porno más vista del planeta.
“Me sentí completamente alienada, no solo por el mundo, sino también por mi familia y las personas que me rodeaban. Especialmente después de dejarlo, cuando aún estaba sola. Y quiero decir que me di cuenta de que algunos errores son imperdonables. Pero el tiempo cura todas las heridas y las cosas están mejorando ahora”, afirma Mia cuando habla sobre el boom mediático que tuvo que soportar cuando salió a la luz el su video usando el hiyab islámico, el pañuelo que usan algunas mujeres musulmanas para cubrir su cabello. “Inmediatamente después de su lanzamiento, todo mi mundo quedó destrozado. La razón por la que pensé que estaba bien que hiciera porno era porque pensé que nadie lo descubriría. Hay millones de chicas que se graban a sí mismas teniendo sexo y hacen cosas así, y nadie sabe sus nombres. Nadie sabe quiénes son. Nadie las reconoce así. Quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara”, afirmó.
Khalifa quiso rehusarse a usar el hiyab, pero se sintió intimidada. “Estaba asustada. Nadie te obliga a tener sexo, pero aun así estaba asustada. ¿Alguna vez te has sentido nervioso de decir algo en un restaurante cuando la comida no está bien y el mesero viene y te pregunta “cómo está todo”? Estaba intimidada. Estaba nerviosa”, declaró.
Su cara fue tan famosa que fue usada por el Estado Islámico como arma de su revolución y esto también afectó a Mia. “Oh, sí. No voy a decir de EI, porque no creo que todos los que están muy involucrados con EI tengan una cuenta de Twitter. Pusieron una foto mía sobre la de alguien que fue decapitado y dijeron. no sé exactamente lo que dijeron. Dijeron algo de que sería la próxima… Fue aterrador. Pero mi mecanismo para afrontar estas cosas es el humor. Entonces mi respuesta fue: ‘Bueno, siempre y cuando no me cortes las tetas. Valen mucho dinero'”, confesó.
Por el momento Mia quiere dejar todo atrás, concentrarse en retomar su autoestima y autoconfianza y seguir adelante, pues este error que cometió por lo menos va a servir para que otras chicas no caigan en él. “Leer las palabras de algunas de estas chicas que han sido traficadas y forzadas a la pornografía, todas estas historias de chicas cuyas vidas se han arruinado… Me hace sentir que fue bueno que empezara a hablar y que hiciera esta entrevista”, confesó y aseguró que si pudiera decirle algo a esa chica de 21 años que iba caminando por Miami cuando fue invitada por un hombre para que modelara, le diría: “Hay un spray de gas pimienta en tu bolso por un motivo. Úsala. ¡Corre!”.
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