Recientemente fui invitada por mi hermano Tito a viajar a Nueva York para encontrarme con él y su familia, como parte de su viaje de vacaciones. Generalmente viaja donde resido, en Florida, cuando visita Estados Unidos. Como esta vez era otro su destino y quería verme tanto como yo a ellos, me invitó. Así que me lancé a la aventura de viajar por primera vez a Nueva York, la ciudad que nunca duerme.

Iba muy ilusionada pues nunca había ido, y en efecto, pasé unos días maravillosos con mis sobrinos, con mi hermano y con su esposa. Visitamos lugares hermosos, vimos la Estatua de la Libertad, caminamos por el concurrido Time Square, estuvimos en una gira espectacular por Central Park. Quedé muy impresionada con los artistas que despliegan todo su talento en la calle. En el subway por ejemplo había un joven violinista prodigioso que nos mantuvo a todos hechizados interpretando su versión de la famosa canción Despacito de los artistas puertorriqueños Luis Fonsi y Daddy Yankee. Por un momento se detuvieron… lo que logra el arte en las personas es único.

Les confieso que algo no me gustó de Nueva York y es el afán desmedido de todos. Hasta parados comen en algunos restaurantes. No había sillas para sentarse en algunos restaurantes. Yo que disfruto tanto sentarme tranquila a comer. No te miran, te empujan en la calle, van corriendo, no viven. Mi mejor amigo Frank me había dicho: “Es una ciudad caótica”. Lo confirmé. Le decía a mi hermano y a su esposa que les hacia falta escuchar la canción de Pedro Capó, que dice: “Lento y contento, cara al viento…”

Dentro de todo, este viaje por muchas razones fue revelador. Comenzaron algunos proyectos y terminaron otros. Recibí el amor desmedido de mis sobrinos Mauro y Nandito, la complicidad de mi hermano Tito, y el cariño de su esposa Brenda.

Definitivamente después de que estés con las personas que amas, no importa el lugar para pasarlo bien. Caminamos largos trechos, nos montamos en el tren, vimos museos, fuimos al cine, visitamos Saks FIfth Avenue, reímos, tomamos fotos, comimos delicioso… y sentados.

Lo más valioso de mi viaje a Nueva York es entender que el tiempo que pasamos con nuestra familia no tiene precio. Llegué renovada a trabajar más fuerte que nunca todos mis proyectos. Sin embargo, le dije a mi hermano: “Mi amor, la pasamos divino en Nueva York, pero prefiero viajar y recibir el calor humanos de la gente de Medellín”.

La autora es abogada, empresaria, conferencista internacional y Directora de la Fundación Baila Corazón. Visita su sitio web: www.latinasempowerment.com
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Redacción Minuto30

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