Desde niña escuchaba a mi madre decir una de sus características frases: “Cuando las cosas están más difíciles, es porque lo mejor está por venir.” La adopté como una de mis preferidas.

Mi madre era una mujer muy positiva. Tenía un carácter muy alegre. Pocas veces en la vida la vi enojada o triste. A pesar de todo lo que le tocó vivir en ese mundo de maltrato, siempre buscaba la manera de brillar como un sol, y alumbrarlo todo.

Definitivamente, extraño un ser tan positivo y lleno de luz en mi vida. Afortunadamente, me nutro de su legado y de sus sabios consejos. Ya muchas personas en diversas partes del mundo citan sus dichos. Por eso, a pesar de todo lo que está aconteciendo en el mundo, no pierdo la fe.

Estoy convencida de que mejores tiempos vendrán. Muchas personas se han reinventado de diversas maneras, han valorado lo que antes daban por sentado. Por eso, no todo es negativo en este proceso de esta pandemia. No obstante, ciertamente debemos cuidarnos, prepararnos para las bendiciones que vienen en camino.

Como mujer empresaria, es un reto dia a dia salir adelante. Sin embargo, precisamente que sea un reto, es lo que me motiva a continuar. Debemos demostrarnos a nosotras mismas, y al mundo, que podemos salir adelante bajo cualquier circunstancia. Que lo mejor está por venir. Que no perdemos la fe, ni la esperanza.

Sin embargo, hay acontecimientos terribles que ensombrecen la alegría y la justicia. Cosas que no deben suceder, pero cuando pasan nos entristecen irremediablemente. Nos crea impotencia. Cada cual debe aportar su grano de arena para que lo mejor esté por venir, no lo peor. Comenzando con educar a los niños con la igualdad, las consecuencias del discrimen y el abuso de poder.

Enseñar la tolerancia, el respeto hacia los demás, es imperante. Ver como un hombre muere injustamente por racismo rampante en esta época en los Estados Unidos es terrible. La muerte de un hombre de raza negra, George Floyd, ocasionada por un policía de raza blanca que lo asfixió en plena calle con su rodilla, ha creado una indignación mundial, ocasionando protestas en diversas partes. Ni George Floyd, ni nadie, tiene derecho a morir, ni ser tratado de esa manera tan cruel e inhumana.

Si mi madre estuviera viva, como maestra al fin, con su espíritu incansable de lucha, haría un llamado a la cordura, al respeto y a la falta de sensibilidad. Afirmaría lo que siempre me repetía desde niña hasta que me convertí en una abogada con conciencia social : “Hija querida, nunca olvides que la dignidad del ser humano es inviolable.”

Abogada, conferencista internacional, empresaria y Directora de la Fundación Baila Corazón. Para registrarte en su movimiento de poder femenino universal visita: www.latinasempowerment.com 
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Redacción Minuto30

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