La única explicación que se les ocurre a los derrotados en las elecciones al CMJ en Medellín es que las altas cifras alcanzadas por #MedellínNosUne confirmarían un presunto delito electoral. La realidad es mucho más sencilla y abrumadora.

A diferencia de otras listas independientes, creadas hace pocos meses, la labor de Medellín Nos Une viene desde hace años; no como grupo conformado, sino por la gestión y activismo social de cada uno de sus integrantes. Estudiantes y profesionales con años de gestión social y comunitaria en sus territorios, #MedellínNosUne integró las voluntades de 17 jóvenes de diferentes barrios de la ciudad cuya labor va desde organizaciones basadas en la fe hasta activismo LGTBIQ+.

La lista se visibilizó con tomas culturales barriales y torneos de fútbol en Manrique, Santa Cruz, Belén Altavista, San Javier, Buenos Aires, Santo Domingo, Enciso, San Antonio de Prado, El Poblado y Guayabal entre otros, además de hacer volanteo y activismo diario en calles. Se organizaron como equipo con el sólo propósito de romperla en las urnas con la mayor cantidad de votos posible y cada integrante tenía méritos propios para lograrlo.

Muestra de ello son Valeria Díaz Robles, cabeza de lista y quien lidera un grupo juvenil cristiano con gestión social de años en varias partes de la ciudad; Yeraldin Sánchez, expersonera de la IE Ramón Múnera Lopera, lleva seis años de gestión comunitaria con la Corporación Corpofami en la Comuna 3, además de líderes estudiantiles de instituciones educativas públicas y privadas como Alfredo Rengifo, personero de la IE La Candelaria y con cuatro años de reconocido activismo LGTBIQ+ en la Comuna 1.

Así como ellos, los demás integrantes de la lista tenían el potencial de sumar decenas o incluso cientos de votos; porque su labor individual de años cuenta con reconocimiento en sus comunidades y porque tienen carisma. Por eso los eventos de esta lista reunían a cientos de jóvenes y las evidencias de este poder de convocatoria está en las fotos y videos publicados a diario durante tres meses en las redes sociales de #MedellínNosUne. Indaguen y encontrarán.

Ahora sus detractores salen a decir que hubo compra de votos, ofrecimiento de becas y puestos de trabajo y cualquier cantidad de calumnias y argumentos infundados, no sólo con ánimo de desprestigiar sino desconociendo de plano la incansable labor que día a día realizaron los jóvenes de #MedellínNosUne. Porque todo lo del pobre es robado.

Afirmar que la alta votación que tuvo #MedellínNosUne es por ofrecer becas y paseos es irrespetar y desconocer el trabajo continuo y constante, la organización y disciplina que estos jóvenes le impartieron a su movimiento y despreciar el liderazgo juvenil que surge en la ciudad.

Apliquemos el Principio de Occam: ¿qué es más probable? 1) ¿que los 2.329 votos logrados por #MedellínNosUne son el resultado de la organización, cohesión, coordinación, constancia y disciplina de este grupo de jóvenes, o 2) que estos jóvenes ganaron por ofrecer becas y puestos cuando varios de ellos a veces tenían que dejar de usar su “merienda” estudiantil para ahorrar y costearse sus propios pasajes?

Una reflexión final: en lugar de afirmar que la victoria de #MedellínNosUne es por “hacer trampa”,  las otras listas deberían preguntarse qué les faltó para lograr un resultado mejor que el obtenido.

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Redacción Minuto30

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