Para que Colombia tenga un crecimiento económico considerable y competitivo en el mercado internacional, es necesario cambiar las estrategias y las políticas públicas implementadas en la metodología de enseñanza-aprendizaje desde la óptica de la calidad educativa. Y Medellín no puede ser la excepción.

Jaime Alberto Mejía Alvarán

En la nueva era de la economía del conocimiento, Medellín debe enfocar sus esfuerzos en la implementación de estrategias y políticas públicas que mejoren los niveles de calidad educativa en los jóvenes que hoy están en etapa de formación desde el grado cero a undécimo. Una de esas metodologías es aquella que están analizando hoy los expertos, como es la educación por medio de proyectos, o conocida también como Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).

Esta metodología está sustentada en parámetros y estrategias didácticas que permitan desarrollar en los estudiantes las capacidades de análisis, argumentación, pensamiento crítico y sobre todo, un aprendizaje regulado, de tal forma que se logre un individuo reflexivo, creativo y generador de soluciones a los problemas de su entorno. Tal como lo plantea Paulo Freire, “es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan preguntas que los alumnos no han hecho”.

Innovación en la educación.

Es el momento de llamar a la reflexión al gobierno actual y a los dirigentes políticos que este año se harán elegir en las elecciones regionales, tanto para la alcaldía como las corporaciones públicas, para que incluyan dentro de sus planes de trabajo propuestas innovadoras en materia de educación, con el fin de mejorar los niveles de calidad en la educación pública de la ciudad y motivar a los 11.084 docentes que hoy están vinculados al Municipio de Medellín a que apliquen estas metodologías de enseñanza a los 325,041 estudiantes matriculados que tiene nuestra ciudad.

La política pública de educación en Medellín debe generar en el sistema educativo unas condiciones para desarrollar la creatividad y las competencias que desarrollen en los niños y jóvenes, la autonomía, argumentación, indagación y capacidad de análisis que les permitan a nuestros estudiantes desarrollar competencias emocionales como la autoestima, la motivación, la autoconsciencia, la empatía, con el propósito de generar una debida inclusión a una sociedad de jóvenes competentes y competitivos para las exigencias de un nuevo mercado globalizado.

Ese es el gran reto y la inmensa responsabilidad que hoy tienen los dirigentes políticos que pretenden regir los destinos de nuestra ciudad en los próximos cuatro años, para ello es fundamental que la sociedad antioqueña y medellinense tome consciencia que de nuestra decisión depende que Medellín crezca y haga parte de la nueva era de la economía del conocimiento con una educación de calidad.

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Redacción Minuto30

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