La incidentalidad en Medellín sigue cobrando vidas humanas que pudieron salvarse con la toma de buenas decisiones. Conductores que no respetan los límites de velocidad o realizan maniobras peligrosas, peatones que cometen imprudencias, falta de mantenimiento periódico de los vehículos, en fin, falta de cultura vial.

Lamentablemente hemos llegado a la muerte 200 por incidentes viales en el distrito y aún faltan más de dos meses para finalizar el año, por lo que la meta anual de reducir la mortalidad vial a 6.5 por cada cien mil habitantes, es un reto aún lejano de cumplir. Seguimos comprometidos con el enfoque de ciudad Visión Cero, que busca proteger la vida como bien supremo y para alcanzarlo necesitamos del aporte de todos los actores viales.

Cada que una persona muere en la vía, pierde toda la ciudad, toda la sociedad, es un hijo, hermano, padre, amigo que nos deja y deja un entramado social huérfano. Un proveedor que deja desprotegida a su familia, un proyecto de vida que se trunca de manera temprana.

Gestionar los límites de velocidad para que los desplazamientos sean más seguros para todos, utilizar la tecnología para mitigar los impactos de diferentes factores -incluido el climático – sobre las vías, incrementar los espacios para la movilidad activa, caminar, transportarse en bicicleta, fortalecer el uso del transporte público para que sea cada vez más eficiente son algunas medidas que pueden aportar a la disminución de incidentes en las vías.

Era común escuchar hace unos años: “estos carros de ahora son desechables, un golpecito y quedan acabados”. En lo que no se fijaban quienes lo afirmaban era que los carros de antes quedaban intactos ante un incidente gracias a la rigidez de su estructura, pero sus ocupantes o contra quien se chocara no sobrevivían. Los automotores cada vez vienen mejor diseñados para preservar la vida de sus ocupantes, los aditamentos de seguridad aumentan con cada nuevo modelo y su balance está pensado en función de preservar la vida humana y no al artefacto.

Mejorar las condiciones de seguridad y manejo de los automotores que circulan en el país está bien, pero lo realmente importante es que la vía sea segura para todos sin importar la condición de movilidad: peatones, ciclistas, motociclistas, acompañantes, automovilistas, camioneros, buseros, etc.

Cero muertes en las vías es el único número éticamente aceptable. Ese es nuestro reto. Que ningún incidente le cueste la vida a nuestros ciudadanos, para ello debemos disminuir la cantidad afectaciones a la movilidad de la ciudad por malas decisiones de los actores viales.

Cada 35 horas fallece una persona por incidente vial en Medellín y cada 17 minutos hay un lesionado. De los 218 fallecidos en 2022, hasta el 17 de noviembre, 113 se desplazaban en motocicletas, 92 eran peatones, cuatro ciclistas, cinco viajaban en automóviles, uno viajaba en bus y tres eran ocupantes de camiones.

Como se puede observar, es muy alta la participación porcentual de las motocicletas en la mortalidad vial. El 56 % de los motociclistas fallecidos eran jóvenes con edades entre 15 y 29 años. El llamado es a conducir con prudencia, a tener los vehículos en perfectas condiciones, usar cascos de buena calidad que cumplan con las normas técnicas. Las maniobras peligrosas, el exceso de velocidad la ocupación de andenes, los piques entre otras, son actividades sancionadas por el código nacional de tránsito y que ponen en riesgo la vida de los propios conductores y demás ocupantes de la vía.

Otro dato relevante es que la mayoría de fallecidos han sido hombres, 173 en total. Las 45 restantes fueron mujeres. Estas muertes, prevenibles y evitables, afectan gravemente los circuitos económicos sociales y familiares, pues se trata, en una proporción alta, de personas en edad productiva, proveedores de familias que quedan desprotegidas.

La velocidad es el principal factor de riesgo de incidentes viales, tanto en cantidad como en gravedad. Las estadísticas demuestran que aproximadamente un 45% de incidentes ocurren por exceso de velocidad, y se ha demostrado con bastante objetividad, que en los entornos urbanos, velocidades más bajas, con límites entre los 30 y los 50 kilómetros por hora, resultan más seguras para todos los tipos de desplazamiento y son más eficientes en la reducción de la congestión y la contaminación.

El artículo 12 de la Ley 2251 de 2022, estableció que en las vías urbanas las velocidades máximas y mínimas para vehículos de servicio público o particular deberá ser determinada por cada autoridad de tránsito, sin exceder los 50 kilómetros por hora y en zonas escolares y residenciales, los 30 kilómetros por hora, con el fin de reducir los impactos mortales en caso de incidentes viales. En Medellín su implementación en la Carrera 64C y en la avenida 80 ha reducido las muertes en un 20 % y 30 % respectivamente.

El llamado a toda la ciudadanía, es a cuidar la vida como bien supremo de todos los actores viales recordando que, en algún momento del día, todos somos peatones.

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Redacción Minuto30

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