Mientras unos dividen y profundizan las diferencias, otros creamos consenso y encontramos convergencias y acuerdos en torno a lo fundamental.

Es innegable. En medio de “la peor crisis económica y social de su historia”, Medellín avanza y se reactiva. Desde todos los sectores nos recuerdan, como un mantra, la resiliencia de esta ciudad. Esa resiliencia le ha permitido a sus habitantes levantarse, cada vez más fuertes, después de cada caída. Y es que en tiempos de crisis, los pueblos acuden a sus mitos fundacionales. Pero, ¿cómo se da en la práctica?

Más allá de la vocación de negocios, empresas y emprendimiento, la pujanza paisa ha permitido asumir retos, enfrentar desafíos y generar oportunidades. ¿Arrieros y mineros? Abrieron trocha con hacha y machete. ¿Industriales y empresarios? Transformaron materia prima en bienestar. ¿Juventudes? La ciudad se renueva con cada generación. Y Medellín se prepara para el cambio que viene.

Con su ímpetu, vigor y coraje, nuestras juventudes enfilan baterías para los comicios en noviembre de los Consejos Municipales de Juventud. Escépticos de los partidos tradicionales, la juventud de Medellín se lanza con iniciativas y propuestas que unan a sus habitantes. Eso es «Medellín nos une»; el amor por esta tierra, la fe en la pujanza de sus gentes y la convicción de que es más lo que nos une que lo que divide, hace la diferencia.

¿Qué es lo fundamental? Lo que sirve de fundamento o es esencial a algo. Sin importar credo, etnia o edad, para una sociedad democrática es fundamental reconocer la igualdad natural en la diferencia, haciendo énfasis en la cohesión de las comunidades y grupos poblacionales que la conforman, para solucionar los problemas de sus territorios, impulsando su participación activa para que sean artífices de su progreso y desarrollo.

Por ello, es esencial definir temas para unir voluntades en torno a metas comunes: reducir la pobreza, incentivar la vocación de emprendimiento, la generación de riqueza y empresa; promover la participación y control de la ciudadanía contra la corrupción y, especialmente, hablar un mismo lenguaje.

Esa es la solución a tanta polarización. Porque entre tantas diferencias, es necesario encontrar nuestros puntos de unión y convergencias. Y uniendo esos puntos, lograremos concretar acuerdos para afrontar, enfrentar y superar los retos y desafíos que nos plantea esta ciudad que tanto amamos.

Encontrarse en la diferencia es lo que hacen las juventudes de Medellín. En estos momentos, en todos los barrios y comunas de la ciudad, hay miles de jóvenes con iniciativas y propuestas concretas que transforman sus territorios e inspiran a sus comunidades.

Esas juventudes tendrán la palabra este próximo 28 de noviembre, cuando decenas de miles salgan a las urnas para elegir las propuestas que logren, para Medellín, un mejor futuro.

¿Y por qué Medellín nos une? ¡Porque Medellín, unida, es una mole indetenible, fuerte, invencible!

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Redacción Minuto30

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