La ciudad desarrolló un estudio para comprender mejor las realidades de los jóvenes. Carrera de obstáculos: crecer y resistir, es el informe que arroja la relación que hay en Medellín entre el tema de seguridad y juventud.
El estudio demuestra que los jóvenes, aunque sean parte de la base de la pirámide de la violencia, son otros los actores los que participan de hechos de delincuencia.
En él se destaca que en 2014 hubo 658 homicidios en Medellín. De ellos, 332 (50%) correspondieron a personas entre 14 y 28 años.
“La conclusión es que durante más de una década los jóvenes han puesto la mitad de los muertos o más”, afirma el texto.
Cuando se toma un mapa de la Secretaría de Seguridad con los puntos críticos de homicidio o delincuencia, y sobre él se superpone otro con presencia de clubes –o grupos juveniles– ambos casan de manera casi idéntica.
“Es decir, allí donde la ciudad se agita de manera más violenta y se convulsiona y desconcierta, allí también emerge, se organiza y se sostiene un grupo de jóvenes que quieren hacer las cosas al derecho. A eso se le llama resiliencia y los pelaos de Medellín lo llevan en la sangre”, dice el informe.
Es tiempo de superar la idea de que el joven es un actor peligroso y reconocer que en los territorios donde la ciudad se muestra más violenta, es donde estos más se organizan por medio del arte, de las iniciativas de convivencia, cultura y deporte.
Finalmente, se hace un llamado a los gremios, medios de comunicación, al Estado y la familia, como actores necesarios para lograr romper círculos de violencia y aprovechar esta energía juvenil para el desarrollo y el goce efectivo de derechos.
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