Pensarse a Medellín, ya no es la prioridad simplemente de quienes tienen el turno de gobernarla, casualmente, no necesariamente quienes la administran, son quienes, en mayor medida, tienen el mapa de sus realidades graficado, o el reconocimiento de sus espacios lo suficientemente ilustrado.

El capital humano de Medellín, es tal vez, su activo más importante, el Medellinense, no se limitó a crear empresa en su ciudad, sino que a donde fue, ha sido el referente de emprendimiento, verraquera e inteligencia comercial, al punto de que sea infaltable, la tienda o supermercado de nombre “el paisa” desde Córdoba hasta el Amazonas, caracterizado por un buen servicio y una amable atención, pensarse bien a Medellín, implicaría fortalecer esas cualidades, calificar el capital humano mediante una estrategia nacional, proveer a todas las empresas del país, ciudadanos Medellinenses que aporten a sus objetivos, planteando una posible cláusula de retorno, que implique que ese talento, forjado, formado, hecho en Medellín, retorne a servir en la eterna primavera. No es un logro menor, que la ciudad exporte grandes artistas, deportistas, emprendedores, periodistas, y en general, cientos de personas que se ubican día a día en diferentes espacios públicos y privados, con relevancia nacional.

Como atractivo, Medellín hace la tarea, lo tiene todo, cerros tutelares que propician el turismo ecológico y deportivo, ciclo rutas que facilitan la movilidad multimodal, parques, espacios deportivos, infraestructura moderna, vías en un gran porcentaje de buena calidad, Instituciones Educativas Publicas y Privadas, con reconocimiento nacional e internacional, suficientes para albergar inclusive, población de otras regiones, que encuentran en Medellín su futuro profesional.

Como metrópoli organizada, Medellín cuenta, con el sistema de transporte, que tal vez sea el más completo de Colombia, Metro, Metro cable, Metro plus, Tranvía, buses integrados, todos de forma articulada, usados por propios y extraños, sin distingo de estratos sociales, hacen que la movilidad sea accesible, económica, eficiente y ordenada, sumando a ello, posee la calidad de ciudad articuladora con otros municipios cercanos, que conforman el Área Metropolitana, a quienes Medellín de alguna forma impulsa su agenda, acompaña, respalda y aporta a su propio desarrollo, sinergia que ha existido y seguramente seguirá existiendo.

Si de hablar de bondades de Medellín se tratara, ni una columna en Minuto30, ni toda la editorial de un periódico, ni todos los post en redes sociales, alcanzarían, para describir lo que es nuestra ciudad, y mucho menos, si quien lo relata la quiere.

Pensarse bien a Medellín, implica, respetar y valorar, la capacidad de su gente; ¿cómo explotar el potencial de los medellinenses?, ¿cómo acercar la oferta publica, a tantas ideas productivas que hoy se están desperdiciando? ¿cómo decir no con empatía y sin cerrar puertas? es urgente para ello, un ejercicio de acercamiento, de la academia a la ciudadanía, pero un acercamiento gratuito, que les otorgue herramientas, para ejercer sus actividades productivas y de emprendimiento, diseñando estrategias para mayores resultados, para lo cual, es absolutamente necesario, que los conozcan, los acompañen, los caractericen, y en la medida en que los mismos avancen en sus procesos, el Estado avance en la garantía de otros de sus derechos de forma concomitante; la fórmula mágica no es nueva, pero requiere ser fortalecida Estado + Empresa + Universidad + Ciudadano comprometido, será el génesis de una revolución productiva y cultural de Medellín, un emprendedor que se va, es una oportunidad perdida para la ciudad.

Pensarse bien a Medellín, implica, reconocer la urgente necesidad, de equilibrar la balanza de la movilidad, preguntarse sobre; ¿cuánto tiempo de su vida, gastan los habitantes de las periferias en trabajo? Y es que la discusión se ubica mucho más allá de los horarios laborales, y trasciende a los eternos viajes, por las vías de acceso a los barrios más vulnerables de Medellín, en donde confluyen constantes culturales como el mal parqueo, pero también, el regular control urbanístico histórico que por su pasividad ha permitido a conurbación excesiva de espacios no apropiados, sin dejar de mencionar, el interés permanente de atender vías de salida e ingreso a sectores del sur, traducido en el desinterés, por los barrios más altos, donde se ubican los estratos sociales más bajos.

Pensarse bien a Medellín, en materia social, solo es posible, bajo la ruta de llevar a todos los hogares de la ciudad, el mínimo vital de agua, energía y gas natural, siendo ello, una construcción simbólica de puentes, que permitirán sobrepasar esas brechas que han ido creciendo con el pasar de los años, entre comunidades con características similares, pero con suertes diferentes.

Pensarse bien a Medellín, en materia deportiva, supone el entendimiento, de que el deporte es mucho más que el futbol, que una afición es mucho más que el barrismo organizado, y que el prototipo de deportista, no es necesariamente un futbolista, implica, reconocer que existen jóvenes, que, desde el anonimato, levantan medallas y trofeos, que llenan de orgullo a una ciudad que no siempre lo expresa ni reconoce, y requieren de recursos, para que como ellos, muchos más jóvenes, transformen su vida a través del deporte.

Pensarse bien a Medellín, en materia de equidad, deja ver la necesidad, de propiciar los espacios, para que los liderazgos femeninos, tengan acceso, más allá de la paridad legal, es decir, más que por obligación, por mérito, no solo a aquellos de concertación, decisión y ejecución, sino, a los reconocimientos, distinciones, e incentivos que permitan generar un efecto espejo en otras mujeres, sacando el mayor valor al talento de todas las mujeres talentosas de la ciudad.

Pensarse bien a Medellín, en materia educativa, invita a presentar desde la niñez y la adolescencia, los nuevos retos universales en materia educativa, que van desde el conocimiento y reconocimiento de tecnologías de la información y comunicación, y que no puede reemplazarse por la simple clase común de tecnología, hasta los aspectos económicos y comerciales, en donde se encuentra la mayor capacidad productiva, ello, trazado, por toda una cruzada que tenga como fin, arrebatarle todos los niños, niñas y adolescentes, a la deserción escolar, y lo que es más retador aun, garantizar que para aquellos niños que deban permanecer en sus hogares, exista educación a distancia y asistida de forma integral, acompañada de aspectos psicosociales, nutricionales y especialmente culturales.

Para pensarse a Medellín, no se requiere gobernarla, pensarse la ciudad, tendría que ser más que obligación, una prioridad de todos quienes la habitamos, la camínanos, la trabajamos, la visitamos, la sentimos como propia, y especialmente, para quienes la queremos.

La opinión del autor de este espacio no compromete la línea editorial de Minuto30.com
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Redacción Minuto30

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