Medellín y Antioquia se juegan el pasado o el futuro

La actual contienda a las elecciones del 29 de octubre a la Gobernación de Antioquia y a la Alcaldía de Medellín resulta ser una en la que se enfrentan dos propuestas: volver al pasado o avanzar al futuro, el pasado representado en candidatos que quieren repetir sus cargos luego de quemarse en su aspiración a la Presidencia de la República y el futuro representado en jóvenes progresistas que creen en políticas por la vida.

Y es que digo el pasado no solo porque son políticos que ya ostentaron los cargos a los que desean volver a aspirar sino también porque sus posturas y formas de entender el país significan un pasado que la ciudad y el departamento deben superar, un camino que Medellín ya transita. Es el momento de que la paz, las oportunidades y el desarrollo sostenible sean los pilares.

Volver al pasado en Medellín, es elegir un show mediático para hablar de seguridad cuando las cifras y los indicadores no lo respaldaban o podemos mirar al futuro con un candidato con la convicción suficiente en la no violencia que puede continuar la senda trazada en la ciudad en la que se pueda seguir hablando de mejores índices de seguridad, de inversión social y de una ciudad de grandes eventos.

Por su parte, en Antioquia es imperante un modelo progresista que de verdad piense en la gente y en potenciar a los territorios, uno que deje atrás ese paradigma extraccionista y negociante para abrirle paso a uno en el que la justicia social y ambiental sean los pilares del desarrollo. Dejar en pasado en Antioquia es cerrarle la puerta a esos candidatos que sembraron la huella del atraso por su nula gestión y su presunto vínculo con la corrupción para pasar al futuro con una Antioquia global.

Tenemos la oportunidad de elegir dos candidatos con visión, de las causas sociales, de los territorios, dos candidatos que significan derrotar las viejas prácticas del pasado y hacer de Medellín y Antioquia potencias de la vida con la paz y las oportunidades que los representantes del pasado no conocen, no celebran y no aceptan.
Este 29 de octubre, Medellín eligen el futuro y derrotan el pasado, una vez más.

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