La semana pasada en Medellín se puso en marcha el primer bus 100% eléctrico para cubrir la Línea 1 de Metroplús, una medida innovadora que le apuesta al uso de energías limpias para la provisión de servicios públicos, disminución de la contaminación y mejoramiento en la calidad de vida de los paisas.

En simultánea con esta decisión, en el Concejo de Bogotá se llevaba a cabo el debate sobre la nueva licitación para renovar la flota de buses de Transmilenio, debate que llegaría a la conclusión de seguir con la línea de buses impulsados por diésel para mover cerca de 1.5 millones de ciudadanos diariamente.

La decisión causo polémica entre los medios de comunicación, los expertos en el tema medioambiental y los líderes de opinión que con sorpresa recibían la noticia de que los buses híbridos o los buses 100% a base de energía, no serían tenidos en cuenta como requisito en la licitación para la movilidad de la capital en los próximos años.

Según la Alcaldía de Bogotá, los buses eléctricos si bien son menos contaminantes, son tres y hasta cuatro veces más costos que los buses con diésel. Mientras que un bus convencional cuesta entre $240 y $250 millones, los buses que solo utilizan energía para su funcionamiento llegan a costar más de $1.900 millones como el caso del nuevo bus que circulará en los próximos días por capital antioqueña. La pregunta que arroja esta dicotomía es ¿si vale la pena invertir más en calidad y sacrificar cobertura? Me anticipo a la respuesta, SI.

Vale la pena porque Bogotá es una de las ciudades con la menor calidad de aire en todo Colombia, y esto se debe a la continua contaminación que arrojan los buses del Sistema Integrado de Transporte, las fábricas, los hogares y cada uno de nosotros en nuestra cotidianidad, no por nada en marzo se declaró alerta amarilla por la pésima calidad del aire.

Hemos convertido nuestro aire en uno de los más perjudiciales para la salud, por lo tanto, cualquier acción que se emprenda en pro de la reducción de dióxido de carbono debe ser bienvenida.

Estudios de la Universidad de los Andes demostraron que una persona que pasa 140 minutos en un Transmilenio está expuesta a altas concentraciones de contaminación por encima de los estándares propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), produciendo problemas respiratorios en aproximadamente 10% de los usuarios.

Con la petición de que al menos el 50% de la nueva flota de Transmilenio utilice tecnologías limpias, no se pretende aventurar a la ciudad en una apuesta costosa y poco efectiva como afirman muchos de nuestros concejales; por el contrario, el uso de energías limpias ha sido un éxito en grandes ciudades como Barcelona, Shenzen y -hace poco- Medellín.

Este cambio debe ser progresivo y articulado con las finanzas de la capital, pero debe iniciar de inmediato, con el compromiso y la voluntad de está y la próxima administración. La Bogotá del futuro debe ser sostenible con el medio ambiente.

@DanielPenaB_

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Redacción Minuto30

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