Resumen: A partir del 1 de enero de 2026, los colombianos enfrentarán el incremento definitivo de los llamados "impuestos saludables", los cuales alcanzarán su tarifa máxima del 20% para alimentos ultraprocesados y un aumento significativo en las bebidas azucaradas, según lo estipulado en la Reforma Tributaria de 2022. Esta medida, diseñada para desincentivar el consumo de productos como gaseosas, snacks, embutidos y panadería industrial por motivos de salud pública, impactará directamente el presupuesto familiar y la rentabilidad de las tiendas de barrio, obligando a los consumidores a replantear sus hábitos de compra y buscar alternativas naturales ante el encarecimiento de gran parte de la canasta de pasabocas y refrescos industriales.
El inicio del año 2026 marcará un punto de inflexión definitivo para el presupuesto de los hogares colombianos. No se trata solo de la inflación anual o del ajuste del salario mínimo; esta vez, el golpe viene de la mano de la fase final de la Ley 2277 de 2022, mejor conocida como la Reforma Tributaria del Gobierno de Gustavo Petro, que estableció los llamados “Impuestos Saludables” a los mecatos.
A partir del 1 de enero de 2026, los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas alcanzarán el nivel máximo de gravamen previsto por la ley. Lo que comenzó en 2023 como un incremento gradual, llega ahora a su techo, afectando directamente el costo de productos tan cotidianos como las gaseosas, las papitas de paquete, los embutidos y la pastelería industrial, conocidos como los tradicionales mecatos.
El fin de la transición: ¿Por qué suben ahora?
La implementación de estos impuestos fue diseñada de manera escalonada para permitir que tanto la industria como el consumidor se adaptaran. Sin embargo, el 2026 representa el fin de esa tregua.
Para los alimentos ultraprocesados, el impuesto comenzó en un 10% en 2023, subió al 15% en 2024 y 2025, y finalmente, desde el primer segundo de 2026, se situará en un 20%. Esto significa que uno de cada cinco pesos del valor de estos productos corresponderá netamente a este tributo.
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Por su parte, las bebidas azucaradas tienen una lógica distinta basada en el contenido de azúcar por cada 100 mililitros. Los productos que superen los 10 gramos de azúcar por cada 100 ml verán un incremento sustancial en la tarifa por litro, consolidando un esquema que busca desincentivar el consumo masivo de estos líquidos.
Los productos que más sentirán el “golpe”
Si usted es de los que merca con frecuencia en tiendas de barrio o grandes superficies, debe saber que la lista de mecatos y productos afectados es extensa. Según los lineamientos de la DIAN y el Ministerio de Salud, el impuesto recae sobre aquellos productos con exceso de sal, grasas saturadas y azúcares añadidos.
En la canasta de ultraprocesados:
Snacks y pasabocas, conocidos como mecatos: Papas fritas, chicharrones de paquete, cubitos de queso y mezclas de frutos secos con coberturas dulces o saladas.
Embutidos: Salchichas, jamones, mortadelas y chorizos (a excepción de algunos productos tradicionales con bajas adiciones).
Confitería: Chocolates, bombones, galletas rellenas y helados industriales.
Panadería industrial: Ponqués, panes de caja (tajados) con altos niveles de sodio o conservantes y repostería empacada.
En las bebidas:
Gaseosas de todas las marcas.
Tés y jugos de caja con azúcar añadida.
Bebidas energizantes y deportivas.
Sorbitos y refrescos en polvo.
¿Qué pasará con la inflación y el bolsillo de los colombianos?
El debate económico está servido. Mientras el Gobierno Nacional defiende la medida como una herramienta de salud pública para reducir enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad (que le cuestan billones al sistema de salud), los gremios de comerciantes y la industria expresan su preocupación.
Los tenderos de barrio, que representan el 60% de las ventas de estos productos en estratos 1, 2 y 3, temen una caída en sus ingresos. Al subir el precio base, el consumo tiende a contraerse, o peor aún, el consumidor debe sacrificar otros productos de la canasta básica para poder costear estos “gustos” que ahora son un lujo.
El Ministerio de Salud ha sido enfático: Colombia busca seguir los pasos de México y Chile, donde este tipo de impuestos han logrado, a largo plazo, que las industrias reformulen sus productos para que sean menos nocivos. No obstante, en un contexto de incertidumbre económica, muchos colombianos ven esta medida simplemente como una carga impositiva más.
Recomendaciones para enfrentar el alza en 2026
Ante este panorama, los expertos financieros sugieren tres estrategias clave para enero:
Revisión de etiquetas: Identifique los sellos frontales. Entre más sellos tenga el producto, más probable es que se vea afectado por el impuesto máximo.
Sustitución de productos: Cambie las bebidas azucaradas por agua aromatizada con frutas o infusiones.
Compra al por mayor antes de fin de año: Aunque no es una solución definitiva, abastecerse de productos no perecederos antes del 31 de diciembre de 2025 puede generar un alivio momentáneo en las primeras semanas de enero.
El impuesto saludable llegó para quedarse y su fase máxima en 2026 es una realidad ineludible. La industria ya ha empezado a lanzar versiones de mecatos “Zero” o “Light” para intentar evadir los rangos más altos del tributo, pero el consumidor deberá ser más analítico que nunca al momento de pasar por la caja.
‘Mecatear’ desde el 1 de enero será más caro: mecatos, gaseosas y ultra procesados tendrán impuesto máximo
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