Hablar de Diego Armando Maradona Franco es un reto para quien desee hacerlo de forma objetiva. Fue una celebridad que a través de sus actos, desató amores y odios por donde estuvo, contó con la fortuna de ser el dueño de un talento único para jugar al fútbol y la desventura de los reflectores que engrandecen los aspectos que como humanos, debemos trabajar día a día.

Diego encarnó en el fútbol la historia de David y Goliat, se hizo grande siempre desde las cosas pequeñas, representando con orgullo a su barrio Villa Fiorito, un lugar donde aún se sigue luchando por la erradicación de la delincuencia, la droga y la pobreza. Anotando dos goles contra Inglaterra en el mundial del 86, después de la guerra de las Malvinas donde los Ingleses impusieron su poderío militar y político sobre los Argentinos, eliminar a los europeos de la justa mundialista y posteriormente coronarse como campeón de la misma, dió el desquite sobretodo a los más humildes Argentinos que vieron en el talento del “10” y a través de un partido de fútbol, el desahogo tras las pérdidas humanas y materiales ocasionadas por la guerra.

Figura en Napoli, un equipo que históricamente no se destacaba en el fútbol local italiano y con el que tuvo la posibilidad de conseguir varios títulos. Se ha ido uno de los más grandes jugadores de fútbol de la historia, el argentino que logró enamorar al mundo del balompié con el talento desbordante de su pierna izquierda, que invitaba a soñar sobre todo a aquellos que desde las periferias del desarrollo y lejos de las oportunidades, han crecido con la esperanza de conseguir el éxito en sus labores cotidianas.

Maradona fue luz y sombra, maravilló al mundo con la magia que solo producen los que saben hacer cosas distintas, fue criado en el barro y con sus grandes gestas logró convertirse en oro, para un país y una región que veían en él, la esperanza y ver sus propósitos comunes, hechos realidad en un campo de juego. Es que la historia del Pelusa fue escrita en un momento de gran opresión para la comunidad latinoamericana, Maradona encarnó ese deseo de la conciencia colectiva latina, de encontrar a alguien que fuera capaz de hacer lo que como países no estuvimos a la altura de liderar. Hacer respetar la idiosincrasia y el talento americano a través del fútbol, llevó al “10” a convertirse en el “Diego de la gente”.

El éxito en los estadios del mundo, contrastó con las falencias personales del ídolo argentino, hablar de las dificultades que tuvo que sortear Diego durante toda su vida, es colocar en evidencia los problemas que como sociedad nos han golpeado históricamente. Querer ganar a toda costa, el desequilibrio en las celebraciones, la depresión ante las pérdidas, la búsqueda de enemigos externos para no asumir las consecuencias de nuestras propias decisiones y los excesos que nos ciegan la percepción de la realidad, son asuntos complejos que golpearon frontalmente al Pelusa y que debemos seguir trabajando como sociedad.

Extrañaremos el talento de Diego Maradona, el jugador de fútbol. Quienes amamos este bello deporte tendremos que agradecerle, porque a pesar de ser el genio que fue, nunca intentó mostrar lo que no era y porque su historia nos recordará siempre que hay esperanza, que a pesar de las dificultades que nos plantea la vida, podemos cumplir nuestros sueños y que antes de juzgar, debemos evaluar los aspectos de nuestra vida que se reflejan en las experiencias del “10” que ha partido al olimpo de los dioses, esos seres diferentes que vinieron a alegrar al mundo con la magia de su talento.

Hasta siempre Diego.

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Redacción Minuto30

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