Los populistas vienen en todos los paquetes, vienen de diferentes colores, de especiales sabores y de llamativas formas. Lo importante es que todos son igual de peligrosos, sea cual sea su ideología. Si no se es amigos de ellos, se es enemigo. Si se es enemigo, se es enemigo del pueblo. Así es el tiránico porte de los populistas y este su manual de lecciones.

El pasado es un maldito prólogo. La democracia es el proceso de agradarle a la mayoría y para los populistas esto no es un secreto. Desde tus inicios serás creado como figura pública, independientemente de tus radicales comportamientos. Siempre irás hacia un mismo camino, siempre representarás una misma corriente. Esa es tu carta de presentación, es tu prólogo como un personaje con identidad. La política es de valentía, el perdedor no legisla. Es por eso que se valen todo tipo de reglas, es por eso que un populista entra en el mundo de lo radical.

Atacar, atacar, atacar y nunca defenderse. Si no puedes comunicarte con la gente, no puedes formarles la idea de que les estas enseñando. En una campaña no será posible ceder, pues tendrás la necesidad de estar a la defensiva y siempre dos pasos atrás. Mientras que si atacas no solo no necesitaras defensa, sino además te estarás comunicando con tu ciudadanía. Eso implicara reconocer el valor de la desinformación, la verdad a medias y la insinuación. Un populista no será aquel que seda, sino aquel que despierte sentimientos de amor, desamor y odio. Otro abrebocas al universo de lo radical.

Siempre jugaras sometido a las reglas, pero cuándo las reglas cambian tendrás que cambiar la forma de jugar. Es por eso que cuándo descubran algo perturbador de ti, no te asustes; se descarado y sínico. Lo único peor a que hablen de ti, es que no hablen te ti; es mejor ser infame, que nunca ser famoso.

Nada es verdad. En un mundo en el que sobresale la posverdad no es posible permitir que exista una gran variedad de verdades. La única verdad que deberá existir es la tuya, aunque ya la hayan dicho en repetidas ocasiones. Siempre debes declararte en contra de la elite política para llegar al poder. Adolfo Hittler, Juan Domingo Perón, Ronald Reagan, Hugo Chávez y Rojas Pinilla lo hicieron, por qué no hacerlo tú. Siempre declararás que la solución a los problemas eres tú y el Estado, aunque sepas que no todo depende de ambos. Siempre prometerás el pan de hoy, aunque establezcas el hambre del mañana. Así serás un magnifico populista.

Por último, recuerda la lección más importante para el espíritu populista: el odio es un motor más poderoso y llamativo que el amor. Es por eso que deberás proclamar odio contra una población en común, aunque a tu país dividas en dos. Recuerda que tus principales enemigos – esos que proclaman de igual manera odio contra ti – son igual de populistas y aunque representan diferentes ideologías el camino del populismo se encargara de juntarlos.

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Redacción Minuto30

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