Tenemos que comenzar a decir la verdad de la minería en Colombia y bajar el ego del súper sector que es capaz con las críticas, las mentiras irracionales y la falta de apoyo estatal en la consolidación de las oportunidades para nuestro territorio con inversiones que jamás se pasarían por nuestra cabeza en una economía débil, con un desempleo desesperante multiplicado por millones de cuenta del Coronavirus y problemas migratorios que terminarán por reventar las realidades sociales que vivimos.

Hoy estamos viviendo una película de ficción en donde la irracionalidad de los que se oponen a todo (gobierno, carreteras, minería, desarrollo) supera cualquier expectativa de la lógica humana, aún cuando está más que demostrado que el país NECESITA LA MINERÍA, para tratar de sobrevivir a la pandemia, al hambre y la desesperación que produce el hueco económico en el que nos metimos como humanidad.

En las últimas semanas se prendió el opinometro de la minería como pocas veces pasa (de un momento a otro se multiplicaron los expertos) quisiera pensar que no se debe a una época preelectoral, donde balbucear sin conocimiento sobre impactos ambientales, se convierte en un arma infalible para hacerse conocer y cautivar al electorado.

Partamos de la buena fe y pensemos que es el interés colectivo en Antioquia, la cual estuvo durante los últimos 8 años en el oscurantismo administrativo con dos gobernadores que se detestaron el uno al otro, pero que al final le declararon la guerra al desarrollo económico a través de la exploración minera, estando en una absoluta ignorancia del sector como alternativa para el desarrollo.

Aquí en estos 8 años, pasó de todo, se espantó la inversión, no se apoyó a quienes requerían el otorgamiento de un título minero para explorar, no se agregaron nuevos cobros de canon superficiario (algo cercano a los cuatro millones de dólares anuales con nuevos otorgamientos de títulos en cola desde el inicio de la desastrosa administración de Fajardo) nos dedicamos a formalizar y declarar la guerra al mercurio, lo que NO está mal, vale la pena reconocerlo, sin embargo, la administración no puede mirar únicamente a una parte del sector minero, la integralidad de administrar un departamento como Antioquia, único en el país con una delegada en materia minera, debe conectarse con la realidad internacional y las posibilidades de entregar recursos, trabajo y desarrollo.

Durante la administración de Luis Pérez, se otorgaron apenas 11 contrato de concesión minera, lo cual, comparado con Sergio Fajardo, enemigo declarado de la actividad minera, es desconsolador, Fajardo otorgó 247 contratos, Luis Alfredo Ramos 572 y el actual gobernador de Antioquia en su gobernación anterior, otorgó 394.

La contratación minera permite que grupos económicos, pequeños y medianos mineros, puedan explorar el territorio, modelar yacimientos y descartas áreas para la minería, lo cual trae consigo empleo profesional, mano de obra calificada para las regiones, oportunidades de empleo digno, crecimiento de pagos de cánones superficiarios y futuras regalías.

Lo que llama poderosamente la atención, es que los funcionarios de la Secretaría de Minas en su mayoría hicieron un excelente trabajo en adelantar los trámites administrativos para el otorgamiento de contratos, pero quienes pusieron la mano en el freno y evitaron la suscripción, fueron los dos anteriores gobernadores que hoy parecen ser totalmente iguales en entender la lógica económica de este sector.

Las oportunidades para la exploración en los últimos 8 años fueron un total desastre, inicialmente el incipiente Fajardo dejó al borde de la terminación de la delegada de la Secretaría de Minas, los esfuerzos en su momento de Enrique Olano y un grupo de interesados, fue memorable. En ese momento pensamos que cambiaria la mala hora del gobernador de anuncios, y que vendría Luis Pérez, quien además es ingeniero, a darle oportunidades a nuestro departamento desde la lógica técnica, incluso la frase más recurrente a modo de chiste era “PRIMERO DE ENERO DE 2016 DÍA SIN FAJARDO”

Pero aún así, con la mala gestión de Fajardo en Minería, superó por 236 contratos de concesión minera a Luis Pérez, 236 oportunidades de gestionar el territorio, de verificar la posibilidad de yacimientos mineros, 236 oportunidades de regalías y cánones superficiarios para el beneficio de los Antioqueños, quizás debimos renovar la frase y cambiar la fecha y el nombre, 1 de enero de 2020 día sin PEREZ.

A Dios lo que es de Dios y Luis lo que es de Luis, la Secretaría de Minas en Antioquia cambió en la atención al minero, fue más humana y se acercó más a las realidades de las personas, creció en la formalización de mineros tradicionales y en el apoyo a la terminación del uso de mercurio en la industria, y eso se le debe aplaudir a Dora Balvín, quien en mi concepto dejó el escritorio y se puso el casco y las botas con las regiones, pero quedó con las manos amarradas a la hora de suscribir nuevos contratos, esa gestión exclusiva de Luis Pérez, quedó para el nuevo gobernador, que comenzó con pie derecho eligiendo como secretario de minas a alguien que si conoce del sector, sabe de minería, conoce lo que es un yacimiento y tiene buen reconocimiento técnico. ¿será que llegó un cambio?

Más allá de las necesarias opiniones buenas y malas de la minería, que le permitan a la gente tener información sobre como se construyen los proyectos en Colombia, está la realidad de un sector que se sataniza cada día más, tiene tantos enemigos como le es posible, y el populismo lo pone en jaque con todas las posibilidades de aportar a nuestra economía y a las necesarias regalías para sostener un país que continuará desangrado en los recursos públicos y en la ignorancia del voto.

En la próxima entrega, hablaremos de las dificultades de la minería en temas bancarios y seguros.

@juancaval

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Redacción Minuto30

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