No son los que a veces no lo usan, como usted o como yo. A todos nos pasa, es normal. Son los que ni lo han sacado del empaque y se sorprenden de los resultados que produce no estrenarlo.

Como los que comenzando el 2019 se sorprenden del atentado terrorista perpetrado en la capital colombiana en la Escuela General Santander, y además tienen el descaro y la irracionalidad de culpar al gobierno del 2002.

Como que no se dan cuenta, que si en un “acuerdo de paz”, usted en vez de castigar al grupo armado con el que dialoga (como debería ser), usted los premia con curules en el congreso, les brinda sueldos millonarios, les garantiza seguridad pagada con dinero de los contribuyentes y además los absuelve de todos los crímenes que cometieron; pues es lógico que el grupo armado que todavía no se ha “desarmado”, quiera conseguir eso mismo que logró su amigo.

Es obvio ¿no?, ¿Será que toca con plastilina? A ver, mejor citemos a un grande de grandes que sin duda, se expresaba mejor que yo. Citemos al señor Winston Churchill, como para que empiecen a cortar la puntica del empaque donde viene envuelto el sentido común. “El que se arrodilla para conseguir la paz, se queda con la humillación y con la guerra”. Es que si después de esa frase, todavía no la coge, de verdad no puedo hacer más.

También son los que después de ver que el socialista ex M-19 se guarda fajos de billetes en una bolsa, salen a defenderlo solo porque él dice que eran 20 millones en billetes de 5 mil, y ellos le creen. O cuando también ven que se gasta 2,4 billones de pesos de más en su alcaldía, los cuales no se vieron reflejados en obras reales, y los del sin sentido común vuelven a defenderlo, solo porque él sale a decir que es un complot y todo es mentira.

Dentro de ese grupo también están los que creen que una dictadura como la que sucede en Venezuela, dejará de ser dictadura dialogando pacíficamente con el dictador, tipo: “¿Oye viejo Nico, será que todo bien, si tu corazón bondadoso lo permite, puedes dejar de expropiar a la gente, abrir los mercados, dejar de meter preso a todos los líderes de la oposición, renunciar al control absoluto que tienes del Estado, devolver la platica que te has robado y no matar al que se manifieste en tu contra? Es que ya estamos como cansados de ti y tu socialismo.”

Son los mismos que hoy viendo la crisis en la que está ese país, tienen la insensatez de culpar al petróleo por el desastre. Como si lo que sucedió en China o en la Unión Soviética hubiese sido culpa del petróleo. O como si lo que hoy sucede en Cuba, Corea del Norte, Nicaragua, etc., no fuese porque en esos países el gobierno tiene el control absoluto de lo público y lo privado, y además no existe igualdad ante la ley, (la única igualdad que importa); sino que según ellos, también es culpa del petróleo.

Se les olvida que a esto se le llama y se le ha llamado toda la vida, SOCIALISMO. Pero según la lógica de esta gente, en Venezuela no hay verdadero socialismo, creen que el socialismo verdadero es el que supuestamente sucede en países como Noruega, Dinamarca, Suiza, etc., o creen que Alemania es progresista, cuando allí lo que sucede es capitalismo puro y duro, y respeto absoluto a la propiedad privada; lo cual se demuestra en los índices de libertad económica y humana, donde estos países son los que siempre ocupan los primeros lugares.

Y qué me dicen de los más de 30 millones de mexicanos que votaron el año pasado a la presidencia de México por AMLO (socialista declarado y miembro del Foro de São Paulo), que hoy están sorprendidos porque el hombre apoya el gobierno de Nicolás Maduro, por supuesto que no reconoce a Juan Guaidó, quiere eliminar la autonomía de las universidades, decidió cerrar los oleoductos con el discurso de “derrotar a las grandes industrias”, y ahora a los mexicanos les ha tocado hacer fila por más de dos semanas para poder conseguir gasolina.

Tampoco se quedan atrás los que cuando sucede un tiroteo en EEUU o en cualquier parte del mundo, tienen como primera reacción, decir que es culpa de las armas o que es culpa del gobierno de Trump por defender la Segunda Enmienda de la Constitución. Como que no se ponen a pensar que si alguien que está mal de la cabeza quiere matar a 10, 20, 30 personas y no tiene armas, también lo puede hacer con un cuchillo, con un machete, con un martillo, hasta con una almohada y sin duda lo puede lograr.

El problema no son las armas, nunca lo han sido, de hecho son necesarias, pues en países donde no existía la democracia ni se respetaba la libertad, los gobiernos se encargaban de que el porte de armas fuese ilegal. Como en la China del 49, donde Mao Tse Tung afirmaba: “Todo buen comunista debería saber que el poder político crece en el cañón de un arma. El partido comunista debe controlar las armas”. Lo mismo pensaba Lenin en 1918, y por eso sacó un decreto ordenando que la gente entregara las armas y solo el Partido Comunista pudiese portarlas. Actualmente, precisamente en el 2012, Chávez también prohibió el porte legal de armas, y hoy en día ¿qué más quisieran los venezolanos un arma para poder derrotar al tirano?

Entonces el problema no es un aparato con balas, el problema es la cultura, el problema es la falta de propósito que tiene un adolescente, un ex combatiente, una persona que está pidiendo atención a gritos porque está rota por dentro, y sabe que si mata a 30 personas indiscriminadamente, recibirá la atención del mundo entero, pues los medios de comunicación se encargarán de convertirlo en estrella, dado que ha dejado al mundo en shock, y esa era la intención.

También son los que viven marchando en contra del gobierno, pero no marchan por menos impuestos, ni porque el Estado se reduzca o porque les brinde lo único que debe garantizar un gobierno que es seguridad y justicia; marchan pidiendo más gobierno. Marchan porque quieren educación gratis, más salario, salud, agua, vivienda, etc., y no se dan cuenta que eso es exigirle al Estado que suba los impuestos, que se vuelva más grande, más poderoso, y por ende más corrupto.

Entonces si usted es de los que todavía no ha querido estrenar el sentido común, no se haga el sorprendido cuando pasan estas cosas. Ahora bien, si usted es de los que sí lo ha estrenado, pero a veces no lo usa en sus decisiones de vida, pues es problema suyo. Es decir, si yo renuncio a mi trabajo mañana sin tener otro asegurado, estaré actuando sin sentido común, pero es problema mío y de dos o tres personas más.

Pero cuando usted piensa y actúa sin sentido común en ámbitos que nos afectan a todos como votar un plebiscito, votar por alcalde, votar por la presidencia de su país, armar marchas a costa de los impuestos de los demás, etc., pues ya el problema de su irracionalidad nos está afectando a todos. Y eso no es tan chévere.

Así que, anímese a sacar del empaque al sentido común, ¿cómo? Investigando, no solo leyendo titulares, no forjando su criterio a punta de youtubers y medios de comunicación pagados por el Estado; haciendo la sumatoria en su cabeza sobre los resultados que le puede traer “x” o “y” acción, poniéndole lógica a cada situación y sobre todo, no repitiendo lo que todo el mundo dice. Usted analice.

Verá como esto se compone si más gente se dispone.

@IsabellaWills

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Redacción Minuto30

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