Mancuso
El presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita Francisco de Roux (d), fue registrado este miércoles al escuchar a algunas víctimas del conflicto y por videollamada al exguerrillero Rodrigo Londoño y al exparamilitar Salvatore Mancuso, en Bogotá (Colombia) EFE/Diego López

Bogotá, 4 ago (EFE).- Las acusaciones al Ejército y el papel del Estado en los crímenes cometidos en el conflicto colombiano ocuparon gran parte del encuentro de este miércoles en la Comisión de la Verdad entre los exjefes de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño, y de los paramilitares, Salvatore Mancuso.

La Comisión, creada por el acuerdo de paz firmado en 2016 por el Gobierno y las FARC, convocó a estos dos protagonistas del conflicto para que de manera virtual diesen su versión sobre ciertos episodios y pudiesen explicar a las víctimas sus razones.

Mancuso, exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y actualmente preso en EE.UU., aprovechó este espacio para sacar a relucir los vínculos entre el Estado colombiano y los grupos paramilitares, tanto en su origen como en su proceder.

El exparamilitar comenzó a liderar las autodefensas «empujado por el Estado» al que fue a pedirle protección, lo cual lo llevó a vincularse a «este proceso de defensa de la nación», dijo en su intervención desde Estados Unidos, donde está a punto de quedar libre tras cumplir una condena por narcotráfico.

Mancuso justificó que su implicación inicial en el conflicto colombiano fue como víctima de la guerrilla y en un intento de rebelarse contra el hostigamiento a la población civil, y que fue el Ejército el que le puso un fusil en la mano.

«Dejé de ser Salvatore Mancuso y me convertí en (el alias) ‘Santander Lozada’ y empecé a tener acuerdos con la institucionalidad, con el Ejército, el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), con la Policía, incluso con fiscalías afectas a la causa de la autodefensa para enfrentar conjuntamente al enemigo de la Nación», explicó vestido con su uniforme naranja carcelario.

EL EJÉRCITO Y LA UP

A Mancuso también le preguntaron por la implicación de las desmovilizadas AUC en el asesinato de políticos de izquierda y más concretamente sobre el genocidio en los años 90 del partido Unión Patriótica (UP), que surgió en 1985 de un fallido acuerdo de paz con la guerrilla.

«La UP no fue exterminada por las Autodefensas, su gran victimario fue el Estado colombiano», dijo Mancuso, quien reconoció que la organización paramilitar tuvo responsabilidades, pero delegó la última responsabilidad en el Ejército por el «temor generalizado» a que la izquierda llegara al poder.

«El miedo, el temor de que Colombia se convirtiera en otra Cuba, que les expropiaran tierras a los políticos que perdieran esa contienda electoral y que la guerrilla instaurara ese modelo, llevó a que el Estado ejecutara esto», aseguró el exparamilitar.

Subrayó además que ellos también emprendieron una campaña política-militar subversiva contra la guerrilla, y que en un momento dado tenían alcaldes, gobernadores e incluso pusieron presidentes.

Mancuso fue condenado por la Corte del Distrito de Columbia (EE.UU.) a 15 años y 10 meses de prisión por narcotráfico pero se benefició de una rebaja de pena y está pendiente de que la justicia de ese país decida si lo extradita a Colombia o a Italia, ya que también tiene esa nacionalidad.

ESPACIO PARA LAS VÍCTIMAS

En el encuentro de este miércoles los dos protagonistas intervinieron de forma virtual, mientras el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, y los comisionados acudieron de forma presencial junto a varias víctimas.

Mancuso y Londoño, quien durante su militancia en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) usó el alias de «Timochenko», se enfrentaron a preguntas de los comisionados y dieron rodeos sobre cuestiones como los vínculos directos con el narcotráfico.

«Popularmente a todos se les mal llama paramilitares, pero hay una enorme diferencia», aclaró Mancuso en un momento determinado, para evitar relacionar a las Autodefensas con este fenómeno que aún persiste en Colombia y que se lucra de negocios ilegales.

El encuentro también sirvió para que los líderes reconocieran errores.

Londoño, que fue el líder del último secretariado (mando colectivo) de la guerrilla, reconoció que hay una parte de las FARC la que está «aprendiendo a odiar» porque «no le cabe a uno en la cabeza» ciertas acciones que se cometieron.

«Lo que contaré no es ni justificación ni apología, solo es lo que ocurrió hace años, cuando éramos actores de la guerra. Agradezco su generosidad y nobleza por permitirnos estos espacios para contar la verdad», alegó por su parte Mancuso.

El exparamilitar alegó que el conflicto «no admite verdades unilaterales». «Es un entramado de situaciones que implica la voz de unos y de otros. Esa composición es la única que puede brindar una visión extensa y real de lo que pasó», subrayó.

Y también mostró su disposición a hablar sobre los «falsos positivos», como se conoce de forma popular a las ejecuciones de civiles por parte del Ejército colombiano, ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), y los vínculos que las Fuerzas Armadas tenían con los paramilitares en estos casos.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio