Algún día un profesor me dijo “Nunca se te olvide que la justicia es la columna vertebral de una sociedad democrática y la impunidad la escoliosis de la democracia”. Sin duda, es una tesis coherente. El problema es que en esa justicia siempre existirán dos falsos amigos que dificultarán la meta para llegar a una sociedad más democrática.

El primer falso amigo de la justicia son las leyes. Las leyes a la mayoría nos parecen justas porque son generales y además representan los procedimientos judiciales que buscan las garantías para estar en igualdad de condiciones. Sin embargo cuando somos víctimas de esas mismas, ya no parecen ser tan justas.

El segundo falso amigo de la justicia son los jueces y abogados. Algunos abogados y jueces han entendido que las batallas no necesariamente las gana la justicia, pues con un gran poder de convencimiento se puede demostrar que lo injusto jurídicamente puede ser justo. Quien juega bien con los procedimientos y las leyes, gana la batalla.

Así es como algunos políticos, criminales o hampones paradójicamente pueden ganar un pleito sobre alguien que tiene verdaderas garantías judiciales. En Colombia hemos tenido una gran cantidad de casos de impunidad y sin embargo, seguimos sin aprender.

El presidente Santos ha entendido una lección: lo más importante de una batalla no es vencer, sino convencer. Además de no aprender de nuestros errores, ha convencido a una parte de la población que la impunidad significa paz.

Alguna vez Jaime Sabines escribió: “Tenemos secretarios de Estado capaces de transformar la mierda en esencias aromáticas o por el contrario”. Lo mismo hicieron algunos líderes con las dificultades y fortalezas de los acuerdos de paz.

Esto permitió que se reconociera un nuevo amigo falso de la justicia, la misma ciudadanía. Unos con rabia rechazaron los acuerdos y otros con una falsa esperanza aprobaron las suspicacias de algunos de sus líderes populistas, pero pocos analizaron detenidamente las fortalezas y dificultades de los acuerdos con las FARC.

En las últimas semanas han sido liberados, bajo libertad condicional: Jaime Ucátegui, condenado a 37 años por encubrir masacre de mapiripán a manos de grupos paramilitares. Alias “Shakira”, guerrillera condenada por masacre de 9 concejales en Huila. Entre otros.

Aunque es indignante que vayan a durar aproximadamente un año libres sin resolver su situación judicial, debido al desarrollo natural de los acuerdos y la ejecución de la JEP; es más indignante ver a algunos ciudadanos que participaron con emocionalidad quejarse de la justicia colombiana y sobretodo de la impunidad.

Indignante ver esos ciudadanos que votaron por la “paz” sin tener alguna idea de lo que significaba ejecutar económica y jurídicamente los acuerdos. Indignante esos ciudadanos que votaron por la “ideología de género” y no por la terminación de un conflicto. Indignante que la falta de participación e información permita que la ciudadanía se convierta en uno de esos falsos amigos que tiene la justicia colombiana. Una vez más lo colombianos seguimos en el “sí se puede” sin cuestionarnos el “cómo se puede”, lo que nos convierte el nuestro principal enemigo.

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Redacción Minuto30

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