La elección del 2018 en Colombia será quizás, una de las elecciones más trascendentales que habrá tenido el país en toda su historia. Finalmente, la página de la guerra en el campo y las ciudades se ha pasado, pero no nos equivoquemos: La amenaza de las FARC hacia los colombianos, nuestra democracia y nuestras instituciones sigue latente y quizás ahora es más peligrosa que nunca.

Por virtud del Acuerdo de La Habana entre las FARC y el Presidente Juan Manuel Santos, las FARC, quienes por cierto cometieron la audacia cínica de mantener su nombre de criminales como partido político, se encuentran más empoderadas que nunca y si bien la memoria reciente de los colombianos les impide ganar apoyo entre los ciudadanos votantes, debemos prestar especial atención a aquellos candidatos que no incomodan a las FARC y quienes de seguro continuarían con el ciclo interminable de concesiones y el doblegamiento de las instituciones al que nos ha sometido el Presidente Santos para complacer a los cabecillas guerrilleros.

En la baraja de candidatos que complacen a las FARC está Humberto de la Calle, jefe negociador del nefasto Acuerdo de la Habana y de quien las FARC públicamente han dicho que lo preferirían como el Presidente que garantizaría la implementación de los Acuerdos como lo expresó Imelda Daza, candidata vicepresidencial de las FARC y adicionamos a la baraja a Claudia López, Sergio Fajardo y Jorge Robledo con quienes De la Calle ha manifestado públicamente realizaría una eventual coalición a través de una consulta interpartidista para elegir el candidato de cara a las elecciones de 2018 y por supuesto, Gustavo Petro, que sube peligrosamente como espuma en las encuestas y quien no ha velado para nada su relación con los cabecillas guerrilleros de las FARC y quien en su pasado tuvo, como las FARC, la filosofía del uso de la violencia para combatir la democracia. ¿Merecerán ser elegidos por los colombianos?

De estas adiciones debemos prestar especial atención a la Senadora Claudia López, quien públicamente es una férrea opositora del Presidente Santos, pero en lo privado ha apoyado irrestrictamente la agenda legislativa en favor de las FARC durante sus tres años en el Congreso, mintiendo de frente a los colombianos diciendo que no apoya al Presidente Santos, pero apoya la paz y quien con su apoyo permitió la participación política sin condiciones y sin justicia para las FARC y quien en los últimos días ha combatido a capa y espada tildando de “chantajistas” a las bancadas en el Congreso de la República que se niegan a otorgar 16 circunscripciones de paz, o mejor dicho, circunscripciones para las FARC, a las que ahora pueden acceder con el dinero del narcotráfico que no han declarado, las armas que no han entregado y las “disidencias” o mejor llamadas alas militares de las FARC que amenazan a los colombianos en muchas regiones del país. ¿Coincidirá ello con que la Senadora aparece públicamente en eventos con cabecillas de las FARC y ha apoyado públicamente en el pasado a la hoy su candidata vicepresidencia, Imelda Daza?

Preguntémonos entonces como colombianos, ¿Por qué las FARC se sienten tan cómodos con Humberto de la Calle, Claudia López, Gustavo Petro, Sergio Fajardo y Jorge Robledo? ¿ Por qué la urgencia de promover las iniciativas legislativas para las FARC a pupitrazo en el Congreso de la República antes de las elecciones? ¿Por qué el enojo y la indignación con aquellos Senadores y Representantes que han despertado al grotesco sinfín de concesiones para las FARC? y mejor aún: ¿Por qué el silencio unánime de estos candidatos con las disidencias de las FARC, la entrega de armas y dineros del narcotráfico? Y ¿Por qué el afán de aprobar la JEP para garantizar la impunidad de los cabecillas de las FARC y perseguir a los opositores del actual Gobierno?

Estas preguntas deben dejar muy claro el panorama político para los colombianos, la elección del 2018 no será de ninguna forma la elección del país que dejó atrás la guerra como bandera electoral y hace una transición a nuevas prioridades como la corrupción, la salud y la educación, sino que será la elección que defina la incorporación a nuestra democracia de un Gobierno de Transición impuesto por las FARC representado por los candidatos que no los incomodan o la elección de un Gobierno que incomode a las FARC, pero que garantice la primacía de la Constitución y la Ley sobre todo Acuerdo espurio destinado a doblegar la democracia y las instituciones para las FARC y que será representado por los candidatos que tuvieron el valor histórico de oponerse al Acuerdo de La Habana.

La amenaza de las FARC es hoy mayor, con los dineros del narcotráfico que siguen llenando sus bolsillos, las curules garantizadas en el Congreso de la República sin un solo voto, la financiación de su partido con el dinero de los impuestos de los colombianos, las disidencias armadas que delinquen en las regiones de Colombia y el apoyo de sectores políticos, académicos y ONG’s de Derechos Humanos dejan entrever todo un entramado para la toma del poder que como colombianos y como ciudadanos debemos castigar contundentemente en las urnas.

@ivanmguzman

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Redacción Minuto30

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