Homenaje médicos China
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Precisamente, el análisis de la composición genética del virus aislado de más de cien pacientes de todo el mundo y su comparación con virus en animales, fue lo que permitió al equipo de Rabadán dibujar un mapa de la evolución del coronavirus, el cual dio pistas sobre sus antepasados y sobre los cambios genéticos que le han permitido entrar en las células y mantener la infección en humanos.

La composición genética de un virus, dice el científico español Raúl Rabadán, de la Universidad de Columbia en Nueva York (EEUU), tiene información muy precisa del origen, de los mecanismos de adaptación a un nuevo huésped, en este caso de la adaptación a humanos, y de cómo está evolucionando a medida que se transmite en la población.

El coronavirus de Wuhan es muy parecido a otros virus aislados en murciélagos y se asemeja en ciertas partes de su genoma al SARS, síndrome respiratorio agudo severo, de 2003: en concreto, se sabe que un ancestro del nuevo coronavirus tomó parte del genoma de un antepasado de SARS (de ahí que se llame ahora al virus SARS-CoV2).

Este proceso de coger parte del genoma de otro -recombinación- le permitió adquirir «nuevas habilidades» como la de entrar en células humanas. En concreto, se piensa que el nuevo coronavirus, en un momento que el equipo de Rabadán establece en 2009, tomó información de una proteína llamada «Spike» de ese antepasado del SARS; esta proteína es la llave que el virus necesita para entrar en la célula.

Por lo tanto, en el caso del virus originado en China esa llave es la misma que en SARS.

Y el virus es capaz de entrar en la célula humana gracias a esta proteína «Spike» (la llave) que se une a otra denominada ACE2 (la cerradura), que se encuentra en nuestras células y cuya estructura completa fue recientemente publicada en Science por científicos chinos.

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Redacción Minuto30

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