Alrededor de 50 técnicos japoneses trabajan a contrarreloj en la planta nuclear de Fukushima para tratar de estabilizar los reactores de la central situada 220 kilómetros al norte de Tokio.

Japón lucha por evitar una catástrofe nuclear de grandes proporciones.

Ellos son, quizás, la última oportunidad que tiene el país para evitar una catástrofe nuclear de mayores proporciones.

Con los sistemas de refrigeración inutilizados por el terremoto y el tsunami del viernes, este puñado de técnicos que permanece en la central intenta bombear agua de mar a los reactores fuera de control, al tiempo que enfrentan altos niveles de radiación, explosiones, fuego y vapor.

Trabajan cambiando turnos de forma constante para tratar de limitar lo más posible su exposición a la radiactividad. Utilizan trajes especiales que los protegen, pero los riesgos a los que están expuestos son enormes.

Dosis altas de radiación

El profesor de epidemiología de la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.), David Richardson, quien ha estudiado los riesgos que enfrenta la salud de los empleados de plantas nucleares en el largo plazo, afirma que los técnicos de la central de Fukushima están expuestos a radiación gamma, capaz de penetrar el cuerpo como lo hacen los rayos X.

Según el experto, las dosis de radiación recibidas en una hora podrían ser más altas que las que

Reactor 1: fue el primero que sufrió una explosión, el sábado. Reactor 2: se teme que el estallido del martes haya dañado el sistema de contención. Reactor 3: hubo una explosión el lunes; se observó humo o vapor emanando este miércoles. Reactor 4: registró dos grandes estallidos el martes y este miércoles.

reciben, en general, los trabajadores estadounidenses en el curso de toda su carrera.

«En Japón están exponiéndose en pocas horas a dosis bastante altas para los estándares actuales de seguridad laboral y es probable que eso al final genere problemas de salud», advirtió Richardson.

«En mi opinión, después de ser expuestos a semejante nivel de radiación, no hay forma de proteger a alguien de los riesgos subsecuentes de desarrollar cáncer».

El ministro de Salud de Japón, Ritsuo Hosokawa, dijo el martes que se elevaría el límite legal de exposición a la radiación de los trabajadores de 100 a 250 milisievert, con el fin de que puedan quedarse más tiempo en la central.

Según el diario The New York Times, esa cantidad es cinco veces mayor que el máximo permitido para los empleados de las centrales nucleares estadounidenses.

Profesión de riesgo

Cinco trabajadores de la planta de Fukushima han muerto desde el terremoto y posterior tsunami, mientras que otros 22 han resultado heridos por diversas razones y otros dos están desaparecidos.

Los operadores de centrales atómicas, afirma The New York Times, suelen concebir su profesión como lo hacen bomberos o los militares profesionales.

La empresa operadora de la planta averiada, Tokio Electric Power Co., no ha divulgado los nombres de los técnicos que tratan de evitar una catástrofe nuclear en Japón.

Sin embargo, a esos trabajadores que permanecen allí a pesar de los clic contratiempos, de forma voluntaria o por comisión, ya se los conoce como «los 50 de Fukushima», comentó el periodista de la BBC Aidan Lewis.

«Es probable que los técnicos nucleares que se han retirado o están basados en otras partes del país sean llamados conforme la crisis se intensifique», añadió.

«Lo que está claro es que los japoneses están reconociendo como héroes a quienes siguen trabajando en la planta de Fukushima».

Redacción
BBC Mundo

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio