Hace pocos días ocurrió un vil asesinato en el departamento de Antioquia, el homicidio se dio a plena luz del día y fue transmitido por canales de televisión, Facebook, YouTube y no pocas emisoras de radio. Asesinaron el río Cauca y nadie dijo nada, pasan los días y nadie dice nada, eso ya es historia, y, como todo en este país se olvida fácilmente, eso ya se olvidó. Al río le pusieron una pared de concreto que impide su libre circulación, fue algo horrible, como cuando a un ser humano empiezan a ahorcarlo hasta dejarlo sin respiración, de la misma manera el río poco a poco se quedó sin aire y se ahogó… en términos más claros se secó. Cierto es que a los tres días trataron de revivirlo pero eso fue como echar agua en un balde, el río había perdido sus nutrientes, sus minerales, las rocas ya no eran las mismas y la flora y la fauna habían desaparecido por completo.

Ante tantas críticas las autoridades competentes le están echando alevinos de todas las especies queriéndolo resucitar, pero, ¿de qué se van a alimentar los pececitos si el río está lavado y no tiene vegetación? Tampoco hay lugares para el desove, es decir, aquellos rinconcitos debajo de las plantas donde los peces iban a depositar miles y miles de huevos, las madrigueras, cavernas y guaridas que hacían otros animales también desaparecieron, sí, el río se murió, imposible negar que pasarán y pasarán generaciones antes de ver el río Cauca recuperado. Tan chévere que era ver el río pasar con su imponencia, su orgullo y, sobre todo, verlo tan grande y robustecido que hasta producía respeto con solo mirarlo. Ah, cuántas historias tenía el Cauca entre sus recovecos, historias de vida y muerte.

Aprovechando la ocasión y continuando con el tema de los ríos, no puedo quedarme callado al saber que el Amazonas está herido, el Atrato envenenado, el Catatumbo contaminado y el Magdalena convertido en relleno sanitario. Lamento profundamente escribir esto y la verdad no crean que gozo al frente de este computador haciendo estas notas, no, me da tristeza saber que la deforestación tan alta en la selva amazónica está acabando con el río más caudaloso del mundo, me duele también saber que al Atrato lo envenenaron con cianuro para extraer su oro, igualmente me produce rabia que los subversivos derramen petróleo sobre el Catatumbo como señal de protesta sin importar el daño que le hacen, y como negar que me enerva ver el Magdalena convertido en una cloaca, lo están asfixiando las basuras.

En cuanto al río Medellín que cruza nuestra hermosa ciudad, traigo a mi mente un alcalde, de cuyo nombre no quiero acordarme, quien un domingo en plena campaña electoral tiró al río unos patos, hechos en cartón, prometiendo que al terminar su mandato el río estaría lleno de patos reales y de botes que transportarían personas de norte a sur en la ciudad, iluso yo que alcance a emocionarme y creer que eso sería verdad. Es así como después de tantas promesas y engaños no de uno sino de muchos alcaldes que prometieron sanear el río yo pregunto, ¿dónde está el dinero con el que supuestamente iban a limpiar el río? Burócratas empedernidos que solo saben burlarse de la gente y atesorar riquezas. Si, iluso yo que me alcancé a imaginar ir de Bello a Itagüí en bote… hubiera sido muy legal, pero, me engañaron.

Hoy más que nunca reitero que la educación, a cualquier nivel, está descontextualizada con textos y contenidos que poco o nada tiene que ver con la realidad. Pongo el caso de mi escuela, “República de Honduras”, la cual quedaba a escasas cuatro o cinco cuadras del cauce del río Medellín y a ningún profesor se le ocurrió mostramos el río, hablarnos de la importancia del mismo y sobre todo de cómo cuidarlo. Insólito, teniendo un río a escasos quinientos metros tuve que conformarme con verlos pintados en cartillas, solo los podía imaginar. Me da nostalgia recordar que si los ríos estaban lejos, los mares eran algo inalcanzable. Indudablemente hoy es igual, les hablan a los niños del río pero nunca los llevan a conocerlo, se sigue enseñando por fuera de la realidad.

Siempre me he preguntado por qué a nadie le importan los ríos si nosotros cotidianamente necesitamos agua, el hombre sin agua no vive, es por esto que reto a cualquiera a vivir una semana sin ingerir líquidos, solo comiendo hojaldra, almojábanas y tostadas. Por favor pensemos por un momento en los ríos y en los beneficios que estos nos bridan. Humildemente invito a todos los profesores y directivos docentes a pensar más en una educación real, una educación que entre en defensa de la naturaleza para que con los años el paisaje no sea del todo artificial.
Coda: Los asesinos del río Cauca aún están libres, cuidado, pueden hacerle la represa millonaria a otros ríos.

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Redacción Minuto30

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