Velatón y Movilización por la Vida/EFE

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La andanada de homicidios de líderes sociales en Colombia, que suma 90 en lo que va de año -diez desde la segunda vuelta presidencial en junio- y más de 330 desde que se firmó la paz con las FARC en 2016, da cuenta de «una crisis de grandes proporciones» de los derechos humanos, que viven sus defensores en «soledad» y con una «suma de miedos».

El coordinador de Somos Defensores, Carlos Guevara, da cuenta de estos hechos en un artículo publicado hoy en Firmas de EFE, en el que se pregunta: «¿existe un ‘plan pistola’ que pretende exterminar a estos activistas?».

Guevara indica que, en plena transición del gobierno saliente de Juan Manuel Santos al del electo, Iván Duque, quien tomará posesión el 7 de agosto, se tiene aún «la posibilidad de parar el desangre que pone en jaque la paz en Colombia» y pide «vigilancia y apoyo de la comunidad internacional».

«Este año ha sido nefasto para los líderes sociales y sus organizaciones, que semana tras semana enfrentan mil y una vicisitudes que amenazan su vida y su trabajo» y a «esta violencia letal se suma la proliferación de amenazas proferidas por medio de panfletos o de acciones de hostigamiento», dice Guevara.

El autor detalla que el último caso de amenazas es el de la profesora Deyanira Ballestas, quien recibió una llamada de un comandante paramilitar en la que se le instaba a abandonar su pueblo y se la amenazaba de muerte. El audio se ha hecho viral en las redes sociales.

Mientras tanto, Guevara considera que «el aumento exponencial de los asesinatos en los últimos meses estuvo acompañado por el silencio institucional», hasta el pasado 5 de julio, cuando una sucesión de asesinatos inundaron de titulares la prensa colombiana.

A la impunidad, que dice Guevara es del 87% en los más de 500 asesinatos de líderes entre 2009 y 2017, se suma «el miedo a que la guerra no termine» en Colombia, pese al acuerdo de paz firmado con las FARC hace dos años.

«Este miedo lo causan las disidencias de las FARC fortalecidas, el ELN en expansión, el resurgimiento del EPL y el reavivamiento de grupos de ascendencia paramilitar en las zonas que ocupaban las FARC, así como las confrontaciones entre todos estos actores», argumenta el activista.

A estos actores, según Guevara, se añade «la llegada de carteles de narcotraficantes mexicanos que están poniendo dinero, armas y apoyo para controlar el negocio de las drogas de manera directa o en alianza con grupos locales».

EFE

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Redacción Minuto30

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