Las noticias de la última semana confirman, una vez más, lo que por mucho tiempo hemos venido advirtiendo: las Farc siguen delinquiendo. La captura de Jesús Santrich por narcotráfico y el doloroso asesinato de tres periodistas ecuatorianos a manos de Alias Guacho, cabecilla del Frente Oliver Sinisterra, demuestran que los narcoterroristas de las Farc están más vigentes que nunca.

Una investigación de la Fundación Ideas para la Paz indica que hay, al menos, 18 grupos disidentes activos, en zonas de alta influencia del narcotráfico. Esto, sumado a que el Gobierno no exigió la entrega de las rutas y de todos sus socios, y a que el narcotráfico quedó planteado en los acuerdos como delito conexo al delito político, sólo puede significar que las Farc siguen siendo el principal grupo narcotraficante del mundo.

Es difícil creer que estos mal llamados grupos «disidentes» actúen como ruedas sueltas en una organización criminal que si algo ha demostrado, es una fuerte obediencia a sus máximos líderes: el Secretariado. Mucho más difícil de creer es pensar que Santrich actuaba a espaldas de sus compinches como si no se trataran de criminales experimentados.

Esto concuerda con un informe de Insigh Crime, organización que investiga los grupos criminales en America, que indica que las tales «disidencias» no son más que el plan B de las Farc para seguir en la delincuencia (narcotráfico, minería ilegal, extorsión, etc) al tiempo que participan en política, y como método de extorsión a los colombianos en caso de que el Gobierno no cumpla lo pactado en La Habana.

Hoy, gracias a un falso acuerdo de «paz», tenemos a las Farc con un pie en la delincuencia y otro en la política, fruto de un mal acuerdo que dio impunidad a criminales de lesa humanidad y que no garantizó ni verdad, ni justicia ni mucho menos reparación. Pero no todo está perdido. También vemos como muchos colombianos que votaron por el Sí, ilusionados en alcanzar la paz, hoy se dan cuenta que el «mejor acuerdo posible» no era tal y que los perversos errores que contiene deben ser modificados.

El único candidato en la carrera presidencial que propone modificarlos se llama Iván Duque. Con él, el país retomará el rumbo perdido, con mano firme con los criminales y corazón grande con los colombianos de bien. Bajo su mandato, no me cabe la menor duda, Colombia recorrerá los caminos de la legalidad, donde la impunidad no es una opción.

Posdata: Juan Manuel Santos dice que en Colombia hay una oposición «visceral y destructiva». Lo dice quien dividió a los colombianos entre amigos y enemigos de la paz. El chiste se cuenta solo.

@andresportillo_

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Redacción Minuto30

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