Las cifras del cónclave: 135 cardenales, 2 no asisten, 5 fueron elegidos por Juan Pablo II y más…

Minuto30.com .- Con la apertura del Cónclave programada para este 7 de mayo, la Iglesia católica se prepara para un momento crucial: la elección del sucesor del Papa número 266. Un total de 133 cardenales con derecho a voto, provenientes de 71 países de los cinco continentes, se reunirán en la Capilla Sixtina para discernir quién será el próximo líder espiritual de más de mil millones de católicos en todo el mundo. Esta elección, profundamente arraigada en la tradición, refleja hoy una diversidad sin precedentes dentro del Colegio Cardenalicio.

En total, estaban llamados 135 cardenales electores, pero dos de ellos –el español Antonio Cañizares y el bosnio Vinko Puljić– no participarán debido a problemas de salud, por lo que el número de votantes activos se reduce a 133. Este grupo está compuesto por 51 europeos, 37 americanos, 23 asiáticos, 18 africanos y 4 oceánicos. Es un reflejo claro del crecimiento y descentralización de la Iglesia hacia regiones que durante siglos fueron periféricas.

Entre los aspectos más destacados de este Cónclave se encuentra la presencia histórica de cardenales electores autóctonos de 12 países que, por primera vez, tienen representación en una elección papal. Esta lista incluye naciones tan diversas como Haití, Cabo Verde, Papúa Nueva Guinea, Suecia, Sudán del Sur y Paraguay. Esta inclusión es resultado directo de las decisiones del Papa Francisco, quien durante su pontificado ha promovido una visión más global e inclusiva de la Iglesia.

El cardenal más joven entre los electores es Mykola Bychok, de 45 años, originario de Ucrania y actualmente obispo de la eparquía de los Santos Pedro y Pablo de Melbourne. Su presencia simboliza una renovación generacional dentro del Colegio. En contraste, el más anciano es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años, en el límite de la edad permitida para votar en un Cónclave, según lo estipulado por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.

El Colegio Cardenalicio actual también es testimonio de la continuidad entre los últimos tres pontificados. Solo cinco cardenales electores fueron creados por san Juan Pablo II, 22 por Benedicto XVI y una abrumadora mayoría de 108 por el Papa Francisco. Esto indica que la mayoría de los votantes han sido formados bajo la visión pastoral del Papa argentino, lo que podría influir en la elección de un sucesor que continúe su legado de cercanía, reforma e inclusión.

La dimensión religiosa del Colegio también es notable. 33 cardenales pertenecen a 18 familias religiosas distintas, con los salesianos como grupo más numeroso (5 miembros). También hay representación significativa de jesuitas, franciscanos, dominicos, redentoristas, verbitas y otras órdenes. Esta riqueza espiritual aporta a la elección una variedad de perspectivas teológicas y pastorales que enriquecerán el discernimiento.

Además de la diversidad geográfica y religiosa, el grupo incluye cardenales con distintos trasfondos culturales y ministeriales. Hay pastores provenientes de comunidades en conflicto, como el cardenal Dieudonné Nzapalainga de la República Centroafricana y el cardenal Stephen Ameyu Martin Mulla de Sudán del Sur, quienes aportan experiencia en reconciliación y trabajo social. Otros provienen de contextos urbanos y seculares, como el sueco Anders Arborelius, primer cardenal de Escandinavia.

La función de estos cardenales está definida por el Código de Derecho Canónico, que en su canon 349 establece que forman un “colegio especial” encargado de la elección del Romano Pontífice. Este mismo código distingue entre cardenales electores, aquellos menores de 80 años, y no electores, que ya han superado dicha edad. Aunque el número total de cardenales es de 252, solo 135 tienen derecho a voto.

El mundo católico observa con atención este proceso, no solo por la importancia espiritual de elegir al nuevo Papa, sino también por lo que esta elección dirá sobre el rumbo que tomará la Iglesia en los próximos años. Con desafíos como la secularización en Occidente, el crecimiento del catolicismo en África y Asia, y los esfuerzos de reforma institucional iniciados por Francisco, los cardenales enfrentan una tarea monumental.

Este Cónclave no solo definirá un nombre, sino también un perfil: ¿será un Papa de continuidad o de ruptura? ¿De tradición europea o del llamado “sur global”? Sea quien sea el elegido, el nuevo Pontífice deberá responder a una Iglesia profundamente globalizada, plural y en constante transformación.