Al indagar sobre las causas del aumento de la tasa de desempleo, la primera que salta a la vista, como ya quedó dicho, es la falta de dinamismo de la economía, que ha crecido en promedio 2.7% durante el último lustro, al tiempo que perdió un punto porcentual de crecimiento potencial, el cual pasó de 4.5% a 3.5% y ha venido creciendo por debajo del mismo.

El Presidente de ANIF Sergio Clavijo y el Gerente del Banco de la República Juan José Echavarría coinciden en que el deterioro del empleo obedece a la poca creación de plazas por parte de las empresas. Este último hace hincapié en que ello se deriva “de una menor demanda por empleados; es decir, hay poca creación de empleo por parte de las empresas y no es tanto por oferta”. En efecto, las empresas con 11 o más trabajadores redujeron su nómina en 16.7%, mientras que las que tienen entre 2 y 10 la redujeron el 6.6%. Los únicos que aumentaron su nómina fueron aquellos que trabajan por cuenta propia, con un incremento del 26%. Como lo afirma el Vicepresidente de FENALCO Eduardo Visbal, el crecimiento de la tasa de desempleo responde a “un tema estructural de la falta de inversión en empresas que generan valor agregado y mano de obra”.

Por su parte el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla manifestó que su “hipótesis sigue siendo que hemos tenido un choque muy grande proveniente de la inmigración, que ha afectado el mercado laboral. Regionalmente hay mayor afectación por el choque migratorio”. Pero, es el mismísimo Director del DANE Juan Daniel Oviedo quien refuta, cifras en mano, al Ministro Carrasquilla, según él “no podemos decir que el deterioro de las estadísticas  de empleo nacional sea a consecuencia de las migración venezolana”.

Resulta contraintuitivo atribuir a la inmigración de venezolanos el alza en la tasa de desempleo, cuando, según el DANE, la tasa de desempleo de la población migrante del país vecino en lugar de incrementarse bajó del 19.8% el año pasado al 18.9% este año. Es más, como ya lo vimos, la tasa global de participación (TGP), que mide la relación porcentual entre la población económicamente activa (PEA) y la población en edad de trabajar (PET), en lugar de subir bajó, lo cual pone de manifiesto que no es la demanda por empleo de los migrantes la que está presionando hacia arriba el desempleo.

Tampoco acierta el Ministro Carrasquilla cuando afirma que  “regionalmente hay mayor afectación por el choque migratorio”, pues, según las estadísticas del DANE, las mayores tasas de desempleo, regionalmente, se concentran en ciudades como Quibdó (20.8%, Armenia (18.1%) y Florencia (17.3%), que no son propiamente los sitios de mayor afluencia de los inmigrantes de Venezuela y, en cambio, Barranquilla, que es considerada la tercera capital con el mayor número de migrantes, se cuenta como una de las ciudades con la menor tasa de desempleo, con el 8.4% entre marzo y mayo de este año. La hipótesis del Ministro Carrasquilla, entonces, no pasa de ser una mera cortina de humo para tratar de ocultar la real realidad.  

En concepto de la revista Dinero, la recurrencia en el crecimiento del desempleo atemoriza a los consumidores y afecta aún más el Índice de confianza del consumidor (ICC) de FEDESARROLLO, el cual registró en mayo de este año un balance de – 5%, representando una reducción de 13.9 puntos porcentuales con respecto al mismo mes del año anterior, afectando el consumo, que participó con el 72% del PIB(¡!) en el primer trimestre de este año. En el mes de junio empeoró al registrar el ICC el 6.3%. Y ello, de contera, llevará a los empresarios a aplazar sus inversiones o ampliaciones de sus factorías y “por lo tanto no contratarían más empleados o, peor aún, empezarían a despedir más personas”.

De este modo nos topamos con una causalidad circular de la que es difícil de escapar: la baja del consumo redunda en una menor inversión y esta a su vez afecta la demanda de fuerza de trabajo, deteriorando el ingreso y la capacidad adquisitiva del consumidor. Es como el perro dando vueltas sobre si mismo tratando de morderse la cola. Definitivamente está probado y comprobado que el mejor estimulante para que los empresarios se animen a invertir y a generar más empleo es la demanda y no las gabelas impositivas que se le dispensan generosamente, como se hizo recientemente mediante la Ley de financiamiento.

 Miembro de Número de la ACCE
Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio