Un sujeto, al que se le frustró un intento de hurto en Bogotá, recibió una tremenda paliza por parte de un grupo de personas que, unidos como nunca, y tomándose la justicia por mano propia, ‘decidieron hacer lo que a las autoridades les es imposible’, dejarle un mensaje de que eso no se hace.
Al fallido ladrón, además de la golpiza, le quemaron su patrimonio más preciado, la moto y lo dejaron sin ropa en plena calle, en el centro de Bogotá, contiguo al San Andrecito de San José.
Improvisados camarógrafos registraron para la posteridad el ataque al infortunado hombre a quien ni la propia Policía que atendió la situación lo pudo proteger, ‘ni René Higuita hubiese podido tapar los ataques con pies, puños y palos que llovían a diestra y siniestra’.
Ahora el hombre ha de estar adolorido, reflexionando, con frio y sin patrimonio en una fría celda mientras un juez determina la sanción legal por lo hecho, como si la sola golpiza no hubiese sido suficiente.
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