Se equivocaron aquellos colombianos que creyeron que en julio pasado había llegado a su punto más bajo la imagen presidencial de Juan Manuel Santos.

Nadie pensó que con la apertura de los diálogos de paz, en Oslo, el Presidente lograría un repunte, pero lo que nunca se consideró fue el bajonazo que sufrió de manera repentina ese entusiasmo que  alcanzaba a revivir la posibilidad de ponerle fin al conflicto a través de los diálogos con la insurgencia.

Encuestas.

Sorprendió que este panorama se fuera a ensombrecer tan pronto, pues no de otra manera se explica que en la última medición de Datexco, divulgada por La W y El Tiempo, el Presidente vuelva a sufrir un estrepitoso bajón en las  encuestas que tanto lo inquietan: un 68 porciento de los colombianos considera que el país va por mal camino, mientras que el 32  por ciento de los consultados refleja una opinión optimista.

Reelección.

Mientras el 54% de los colombianos está ya en desacuerdo con la reelección presidencial, solo el 39% acepta esa posibilidad.

Atrás quedaron los Consejos de la Prosperidad, pues el país no cree en nada; el Presidente lleva dos años engañando a los colombianos, ofreciéndoles prosperidad donde no hay;  no hay Justicia, pues el 73% la desaprueba; no hay Congreso, ya que el 74% lo ve como un cero a la izquierda.

Memoria.

Atrás quedó su “Vuelta a Colombia” de la que ya nadie se acuerda. Tampoco está en la memoria de los colombianos la rendición de cuentas, ‘en vivo y en directo’, en las distintas regiones; la gente tampoco quiere saber de las conversaciones de La Habana. Se acabó el entusiasmo nacional, campea el pesimismo.

Soberanía.

No es para menos, si se tiene en cuenta que esta última medición le toma el pulso a la opinión en uno de los momentos más críticos de nuestra historia, después de la pérdida del Canal de Panamá.

El fallo de La Haya tomó por sorpresa no solo al pueblo colombiano sino al Gobierno nacional, pues durante los últimos gobiernos siempre se menospreció la política exterior, nombrando en los cargos diplomáticos a los amigos del Ejecutivo. La pérdida de la zona marítima, aledaña a San Andrés, en límites con Nicaragua, llenó de frustración a los colombianos. Quedó en evidencia la falta de capacidad del Gobierno para reaccionar frente al veredicto que deja al descubierto que Colombia adolece de estrategias para defender sus intereses dentro de su propia geografía.

Tsunami caribeño.

Este hecho -el mayor Tsunami del Caribe- arrolló la imagen de Santos; toda nuestra política exterior; nuestra Comisión de Relaciones Exteriores no está en La Haya sino en la olla; pulverizó la nómina de Colombia en el litigio que obligó a retirarse tardíamente del Pacto de Bogotá, vigente desde 1948. A partir de ahora, la imagen de Santos será sometida al tribunal de la historia.

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Redacción Minuto30

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