En la actualidad hemos vivido la más asombrosa revolución de los últimos tiempos, hemos pasado de un paradigma conceptual a otro. Pasamos de pensar la verdad como una verdad absoluta, para establecer la verdad como una mentira segura. Dejamos de asumir que en la historia de los tres cerditos el lobo era el malo, para asumir que la culpa posiblemente pudo ser de los tres cerditos. En la actualidad hemos comprendido que no existen los hechos, sino las interpretaciones. A este fenómeno lo hemos denominado como la “posverdad” y su columna vertebral es la interpretación.

Para gran parte de la sociedad – dicha interpretación significa un delirio personal o una aclaración subjetiva de quien defiende una idea o un concepto. Pero lo cierto es que las interpretaciones no son del todo individuales, las interpretaciones son fuertes argumentaciones sociales. La interpretación es la base de las ideas, no existe idea alguna que no haya nacido de un marco interpretativo.

Sin un marco interpretativo no existiría sentido alguno para nuestras vidas. Es por eso que la construcción de una idea depende directamente del desarrollo de una época y no de una mente brillante como no lo han mostrado por años.

Nos han enseñado que Newton vio caer una manzana y de repente surgió la Ley de la Gravedad, pero la realidad es otra. Si Darwin hubiera vivido en otra época diferente al Siglo de las Luces, nunca hubiera podido desarrollar la teoría de la evolución. No importa que tan genial sea la mente, necesita de un contexto histórico y social para establecer una idea.

Lo cierto es que siempre han existido las interpretaciones, pero en la “posverdad” la humanidad las puso en primer lugar. El problema de la “posverdad” es que puede convertir hechos normales en interpretaciones catastróficas.

Existe una idea en concreto que la podemos notar porque fue creada hace más de siglo y medio y es un ejemplo concreto para el estudio de estos procesos, la idea la homosexualidad.

Hasta 1880 no existían los homosexuales en el mundo. Es una afirmación extraña si tenemos en cuenta a los Romanos, a los Egipcios y hasta los mismos pingüinos. Pero si, las relaciones entre seres vivos del mismo sexo siempre han existido. La gran diferencia es que antes de 1980 la sexualidad no era vista como una identidad sexual, sino como una reacción natural.

La creación de esta idea no fue inocente, fue producto de una época en específico. Fue la interpretación de la moral victoriana – un fenómeno de odio y repudio en contra de estos seres humanos. Algo parecido ha pasado con los judíos y las negritudes, interpretaciones creadas para cumplir la penuria del poder.

La “posverdad” ha existido – socialmente y políticamente – por años, pero hasta ahora nos percatamos de su existencia. Además, hemos potenciado nuestras técnicas de mentir y hemos sacado provecho de este fenómeno. Algún día Rubén Amón dijo “la posverdad puede ser una verdad asumida como mentira o una mentira asumida como mentira, pero reforzada como creencia o interés particular”.

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Redacción Minuto30

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