Lo ocurrido en Tumaco el pasado 5 de octubre, en palabras del Procurador General de la Nación Fernando Carrillo, no pudieron ser más precisas “Lo acontecido en Tumaco es repudiable, demuestra la degradación de lo que puede ser un posconflicto mal manejado”. Los retos del posconflicto se encrudecerán cada vez más con el pasar del tiempo y eso es una realidad que solo el Estado puede afrontar.

Durante décadas ha sido evidente la ausencia del Estado en varias regiones del país, dejando a la comunidad a merced de grupos armados, condenándolas a vivir en una pesadilla, que hoy, con o sin acuerdo pareciera no tener fin, porque mientras Jesús Santrich se sienta en audiencias públicas en el Congreso de la República sin si quiera haberse sometido a la JEP, en municipios como Tumaco se presentan masacres, más sangre y más muertos.

La erradicación forzosa de los cultivos de coca, ha sido un proceso traumático para las comunidades, por la falta de medios económicos alternativos de subsistencia que sean eficaces y sostenibles, Colombia tiene actualmente un aproximado de 149,000 hectáreas de cultivos de coca y 20% de ellos se encuentran en Nariño, (SIMCI 2016). Si bien la erradicación es necesaria, ésta debe ir acompañada de medidas que permitan el desarrollo de la población que dependía de tales cultivos, no se puede justificar esta actividad económica ilícita, pero tampoco se puede justificar el inmerecido trato que han recibido los miembros de la comunidad, ni la falta de oportunidades.

Y es que la mera sustitución de cultivos, si fuere el caso, se torna inviable, un producto como el cacao que podría cultivarse con facilidad en zonas como Nariño, no es sostenible a raíz de la inseguridad, nadie garantiza que esos productos puedan venderse, estamos en un ciclo donde no hay una salida aparente, a menos que el Estado proporcione las condiciones necesarias para hacerle frente real al problema.

La masacre que tuvo lugar en la vereda El Tandil, costó la vida de 7 campesinos muy jóvenes entre ellos el de más edad tenía tan solo 45 años, lo alarmante de la situación, es que este tipo de acontecimientos tan lamentables, pueden replicarse en departamentos como Caquetá, El Guaviare o Cauca.

La plena responsabilidad de los hechos está necesariamente en cabeza del Estado, de un gobierno con un Nobel de paz que ha sido incapaz de bridar condiciones de paz y desarrollo a las regiones, este es el momento para que las instituciones hagan un seguimiento continuo a la realidad de las comunidades afectadas por el conflicto, es el momento de las soluciones, porque tragedias como estas no se pueden seguir propiciando.
¡Bienvenidos al posconflicto!

@bonnie_arp

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Redacción Minuto30

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