Estrato 1 consume 33 alimentos mientras que el estrato 6 consume tres veces

El análisis sobre cómo es la alimentación familiar en Medellín y sus variables en cantidad y calidad nutricional, se hizo a través de una muestra en la que participaron 2.800 hogares de distintos estratos, tanto de la zona rural, como de la zona urbana de la ciudad.

En promedio una familia estrato 1 consume 33 alimentos. Éstos se duplican en la mesa de una familia estrato 6

El estudio, una iniciativa de la anterior administración municipal, fue encargado al “Grupo de Investigación Determinantes sociales y económicos del estado nutricional” de la Universidad de Antioquia. La investigación logró un perfil cualitativo y cuantitativo del estado nutricional y alimentario de la población de Medellín.

De acuerdo con Luz Stella Álvarez Castaño, coordinadora del grupo investigador, en lo cuantitativo se encontró una altísima inequidad en la dieta. En promedio una familia estrato 1 consume 33 alimentos. Éstos se duplican en la mesa de una familia estrato 6.

“Eso significa que es imposible tener una buena alimentación cuando ésta se basa en pocos alimentos, porque las necesidades nutricionales se suplen sólo con variedad alimentaria. Aunque la familia no sienta que está aguantando hambre, la pobreza de la dieta es un dato preocupante y seguramente hay nutrientes que no están incorporándose, pues no se consumen los alimentos que los contienen”, dijo la investigadora.

¿Dónde está la diferencia? En los lácteos, el pollo, el pescado, las frutas y las verduras. La gente de mayor capacidad adquisitiva compra más de estos alimentos que los miembros de los estratos 1 y 2. Además, consume más variedad de verduras como el brócoli y la coliflor, mientras que las familias de estratos bajos apenas conocen el tomate y la cebolla.

Las familias de estrato 1 y 2 obtienen la mayor fuente de calorías de alimentos como el arroz, el trigo, el maíz, la papa y la yuca. Los estratos 4, 5 y 6, aunque también consumen esos alimentos, lo hacen en menos cantidad y aprovechan alimentos de origen animal como fuente proteínica.

Comer lo debido

[pullquote]Los programas de asistencia alimentaria sólo acogen a menores de 18 años. Luego de cumplir esa edad, no hay continuidad[/pullquote]Según el estudio, en el 2010 la canasta de alimentos de una familia de estrato 1 y 2, costaba 580.000 pesos. El valor no cubre las necesidades de alimentación y demás gastos de una familia integrada por cuatro personas y que tiene como ingreso un salario mínimo. Esta situación persiste en el 2012.

“En Medellín hay un alto porcentaje de familias con inseguridad alimentaria. Un 58 por ciento tiene incertidumbre de tener el dinero necesario para conseguir sus alimentos básicos, cualquiera que sea el patrón alimentario habitual de la familia”, dijo Álvarez.

Un 9 por ciento de ese porcentaje corresponde a hogares con inseguridad alimentaria severa, es decir en condiciones de hambre. El resto de los hogares de la muestra han sorteado la difícil situación haciendo modificaciones a su patrón de alimentación.

Las adecuaciones empiezan por el cambio de calidad de la alimentación. Por ejemplo, la carne se sustituye por otra de menor precio en el mercado; también se deja de consumir yogurt, echando mano de otros derivados de la leche o cambiando los jugos por refresco en polvo.

“Las familias han disminuido la cantidad de comida. Incluso, en casos extremos, han suprimido algunos grupos de alimentos. Es un asunto mucho más evidente en las comunas 1, 2, 3 y 4. También en los corregimientos de Santa Elena y San Sebastián Palmitas, donde a pesar de su condición agrícola, no se estaría produciendo y explotando la tierra para el autoconsumo”, advirtió la investigadora.

Las tipologías de inseguridad alimentaria severa y moderada en Medellín, corresponden especialmente a aquellos hogares en los que la cabeza del hogar es una mujer, el encargado de los ingresos económicos está desempleado, hay un menor nivel educativo, o sus miembros han sido desplazados por la violencia.

Alimentación, para toda la vida

De acuerdo con el estudio “Perfil alimentario y nutricional 2010”, los menores de 18 años tienen un crecimiento particular. Los adolescentes tienen una talla entre 6 y 7 centímetros menos del estándar fijado por la Organización Mundial de la Salud —OMS.

Según resaltó Álvarez, los indicadores han mejorado con respecto a otros años y la situación no es peor, porque administraciones locales de Medellín han hecho un gran esfuerzo para mejorar los indicadores.

«Es clarísimo que las acciones gubernamentales han incidido favorablemente en disminuir la desnutrición crónica o evitar el retraso en el crecimiento, pero el problema persiste. Evidencia la enorme inequidad, el reflejo de la desigualdad social. Hay gente en esta ciudad que no come regularmente carne o que no conoce un salmón, un róbalo o una coliflor”, dijo Álvarez.

[pullquote]En Medellín hay un 58 % tiene incertidumbre de tener el dinero necesario para conseguir sus alimentos básicos[/pullquote]Otro problema recurrente y derivado de la inequidad en el acceso alimentario, es el sobrepeso y la obesidad que se estima actualmente padece la mitad de la población mayor de 18 años en Medellín.

Es un problema que afecta más a mujeres mayores de 45 años, en situación de pobreza y con menor nivel educativo. Si bien a medida que aumenta la edad el riesgo de obesidad es más alto, las mujeres con mejor condición socioeconómica pueden prevenirla, pues se alimentan mejor, tienen más actividad física y aprovechan la información para mejorar su dieta.

Medellín no es de las ciudadades de Colombia con mas riesgo frente a ese tema, pero se esperaban resultados más satisfactorios. Uno de los problemas es que los programas de asistencia alimentaria sólo acogen a menores de 18 años. Luego de cumplir esa edad, no hay continuidad.

“Se dilapidan los esfuerzos realizados para apoyar la alimentación en la primera infancia y la niñez. Se sostiene a la primera infancia porque es el futuro, pero este esfuerzo debería continuar a más largo tiempo, mucho más allá de los siete años”, advirtió la investigadora.

Por eso, la propuesta desde la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia es que se realice una política de intervención con seguridad alimentaria coherente y continua en los jóvenes, para lograr mejores efectos en las futuras generaciones. Así lo afirmó la docente.

El estudio realizado por el Grupo de Investigación Determinantes sociales y Económicos del Estado Nutricional, se divulgará a la comunidad científica internacional y motivó a la Escuela de Nutrición y Dietética —en la que convergen expertos de varios grupos—, a plantear la apertura de una Unidad de Evaluación de Políticas Sociales en Nutrición.

La idea es apoyar y proveer de instrumentos más técnicos y mejor fundamentados a las administraciones locales, para conocer la situación alimentaria, avanzar en propuestas que mejoren el acceso al derecho alimentario e incidir en el cumplimiento del mismo.


Con información de udea.edu.co

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