La extradición de Santrich: papa caliente para Santos

La detención con fines de extradición hacia los estados Unidos de Jesús Santrich, el exguerrillero de las Farc capturado el 9 de abril pasado, la han catalogado algunos como una papa caliente que tiene en sus manos el presidente de la república y mucha solidaridad ha recibido el personaje de algunos sectores, especialmente de aquellos que sienten afinidad ideológica con él. A causa de la detención, Santrich comenzó una huelga de hambre y han sido varias las personas que han desfilado por su lugar de reclusión pidiéndolo que cambie de parecer, incluso, Alvaro Leyva e Iván Cepeda, adelantaron gestiones para lograr que fuera trasladado, lo que se consiguió, a una sede episcopal de la iglesia católica, a cambio de que terminara con la huelga, pero ni el cambio de lugar de detención lo ha hecho cambiar de opinión. Aunque es un tema de relevancia el referido a quitarse la vida por ese medio o impedir que ello ocurra, es algo que se resolverá entre quienes tienen que hacerlo.

Lo que sí es de interés de la justicia y en cierto modo de la opinión pública es si será o no extraditado. Hay defensores de ambos lados. Unos dicen que debe preferirse su procesamiento en Colombia y por tanto que se garantice el derecho a la verdad de las víctimas (lo cual dudo), porque es sabido que justicia y reparación nunca habrá, en lo que tiene justificación jurídica. Que desmoraliza la base guerrillera que entregó las armas y su eventual extradición aumentaría las disidencias que se calculan en aproximadamente 1.200 hombres, es otro argumento que se escucha. Los partidarios de la extradición dicen que el acuerdo es claro, que si se cometían delitos luego del 31 de diciembre de 2016 y ellos dan lugar a la extradición, pues así debe procederse.

Una regla elemental en el derecho y en cualquier acuerdo sometido a reglas jurídicas, es que lo pactado debe cumplirse, pero desafortunadamente en todos lados, pero más en Colombia, las interpretaciones legales se hacen al amaño, para satisfacer a una de las partes o de acuerdo a determinada coyuntura. Si el acuerdo es claro en cuanto a la fecha en la que no quedaban sometidos los guerrilleros al mismo o incluso se exponían a una extradición y existen las pruebas, cuál es la razón para buscarle la quinta pata al gato? Hasta los miembros de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), creada para investigar y juzgar a quienes participaron en el conflicto, se inventaron un reglamento dizque para analizar si las pruebas si tienen la entidad suficiente para generar un compromiso en Santrich y por esa vía decir si puede o tener lugar su extradición. Si se abrogan esta facultad, es fácil adivinar cuál será la decisión a la que se llegue.

El tiempo que tarda un trámite de extradición normalmente es superior a lo que le falta al actual presidente para dejar el cargo, a menos que lo aceleren para que éste decida si lo extradita o no, que en este país es perfectamente posible que ocurra, también acá es fácil saber lo que sucedería si quedara en sus manos esta decisión. Pero todo indica que esta decisión, que de pronto en manos de otro presidente no sea una papa caliente, porque no es un rehén del acuerdo con las Farc, se tome sin tanta presión y más ajustada a lo que se acordó.

Se ha dicho también que el acuerdo y por tanto el proceso de paz muestra su fragilidad si se extradita a Santrich. Una cosa es que el gobierno haya incumplido cosas a las que se comprometió y que la implementación esté demorando más de lo pensado y entonces si se le suma la famosa papa caliente, hay razones para que haya desmoralización en quienes se desmovilizaron, pero si nos atenemos a lo acordado, en lo que tiene que ver con la fecha en la cual los delitos cometidos por las Farc quedarían sometidos a la JEP y a partir de qué fecha no y Santrich debe ser extraditado, porque siguió delinquiendo, esta circunstancia indicaría, por el contrario, que el acuerdo tiene bases sólidas, por la elemental razón de que en un estado de derecho nadie está por encima de la lay y los acuerdos deben cumplirse o hacerse cumplir.