La última semana, en materia política, fue un verdadero terremoto que sacudió y resquebrajó las relaciones entre el Gobierno y los partidos que integran, o integraban, la coalición de gobierno en el Congreso de la República. De tal magnitud fue la sacudida que después del movimiento telúrico el presidente Petro dio por muerta la alianza Casa de Nariño – Capitolio Nacional.

En los partidos del parlamento se escucharon voces que calificaron las relaciones entre el ejecutivo y las colectividades, que se declararon de gobierno y hoy no se sabe a ciencia cierta, como tóxica y hasta chantajista, para muchos adjetivos exagerados y para otros, descripciones certeras.

Es natural que en el ejercicio del poder los mandatarios decidan quiénes y hasta cuando lo acompañan sus ministros, pero nadie se imaginó que el equipo gubernamental con el que arrancó el primer gobierno de izquierda en Colombia, no alcanzara los nueve meses, algo inédito para quienes viven de la política y en la política.

Razones van y razones vienen, justificaciones y hasta explicaciones se escuchan desde todos los lados del espectro político, al punto de señalarse que los ajustes se dan para reacomodar las cargas, recomponer las relaciones con el legislativo y, especialmente, compactar un equipo de gobierno realmente convencido y comprometido con la agenda progresista y de reformas por la que votaron los colombianos y le dieron a Gustavo Petro la Presidencia de la Republica.

En diálogo con 30 Minutos de Minuto 30, el representante a la Cámara del Pacto Histórico Heráclito Landínez confiesa que, al igual que a muchos integrantes del Pacto Histórico, lo sorprendió la salida de los ministros del Interior, Hacienda y, particularmente, de salud.

En el caso Particular de la salida de Carolina Corcho, el congresista Landínez señala que esta es la salida más sorpresiva teniendo en cuenta la vehemencia con la que defendía la reforma a la salud, el conocimiento, la preparación y la experiencia en el sector, al punto de descartar que haya sido descabezada por cuenta de darle gusto a quienes se oponían y oponen a la reforma del sistema.

“Me sorprendieron las salidas de tres personas del Gabinete, de la ministra Carolina Corcho nunca pensé que fuera a salir dado que ella concibió la reforma con un gran equipo de trabajo del Pacto Histórico, llevó la reforma al Congreso, la estaba defendiendo y creo que ha sido una mujer vehemente, una mujer comprometida, estudiosa del tema. No creo que se le haya servido la cabeza de la ministra a los partidos que no estaban de acuerdo con la reforma a la salud, porque fíjese usted que al final de cuentas en algún momento de las discusiones no se centraba en los contenidos de la reforma a la salud sino en atacar a la Ministra, en cuestionar a la persona y ese no es el sentido de la democracia, eso no es bueno para la democracia”, Puntualizó.

El parlamentario también dijo estar sorprendido por la salida de Alfonso Prada y José Antonio Ocampo, aunque asegura que quienes llegan a las carteras de Interior y Hacienda son personas de las más altas calidades, probados y destacados en la administración pública.

Frente al nuevo enfoque de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, Heráclito Landínez es enfático en señalar que no se debe permitir la interferencia de la “dictadura del bolígrafo de los jefes de los partidos, que el centro de las discusiones, debates y la construcción de las reformas debe estar en el escenario natural de la democracia deliberativa. El Congreso de la república y con los congresistas. Sin embargo, insiste en que a las reformas hay que meterles pueblo, calle, ciudadanía.

“Lo que está pasando es un síntoma de la democracia, el hecho que salga a la luz pública que las discusiones son sobre la agenda pública, significa que hay independencia de los poderes y lo que creo es que deben existir decisiones de bancada en el Congreso y que los congresistas decidan cuál es su postura respecto de las reformas, no un director de partido, si un presidente de partido define qué deben votar los congresistas se pierde democracia al interior de su partido y al interior del Congreso; en el Partido Liberal, por ejemplo, la mayoría de los congresistas en la Cámara, 25 de 33, están de acuerdo con el Gobierno, es decir, la mayoría de la bancada, sin embargo, el expresidente César Gaviria no ha convocado a esa reunión de bancada liberal senado y Cámara para que tomen una decisión, si va a votar solo el expresidente Gaviria está en peligro la democracia en su partido y en el Congreso”, reiteró Landínez.

A manera de ejemplo, recordó lo sucedido en las discusiones de la malograda reforma política cuando se escuchaba a los congresistas liberales decir que “no podemos aprobar las listas cerradas, porque ahí existirá la dictadura del bolígrafo, pero ahora en la discusión de la reforma a la salud esa dictadura del bolígrafo es la quiere aplicarse”.

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