Muchas críticas y comentarios ha suscitado la condecoración que le hizo el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, al cantante antioqueño Juan Luis Londoño Arias, más conocido como Maluma, hasta el punto que circuló un chiste de mal gusto por las redes sociales, en el sentido que muy pronto serían objeto de condecoraciones personajes como Popeye. Desde luego que la comparación es bastante exagerada, porque por mucho descontento que haya generado el homenaje al cantante, es un insulto comparar a éste con un criminal como Popeye (que en nada nos recuerda al muy agradable personaje de las caricaturas, salvo por el apodo). Al gobernador no lo culpo, no dudo que actuó con la mejor intención; otra cosa, que a mí también me parece censurable, es el contenido o letra de las canciones del artista.

Para todos es sabido que el mundo anda patas arriba, como dicen algunas personas de edad, que ya muchas cosas no son como antes y que nos acostumbramos a ver o a escuchar, porque sencillamente fue la educación que nos dieron con relación a determinado tipo de cosas. No nos imaginaríamos 20, 30 ó 40 años atrás, que se harían programas de televisión para recrear las vidas de personas como Pablo Escobar, John Jairo Velásquez, Popeye, o Lady Tabares, la tristemente célebre Vendedora de rosas, como es más conocida por la película que con el mismo nombre protagonizó, auspiciada por Víctor Gaviria; como tampoco que les harían biografías, entrevistas y fueran objeto de cuanto despliegue publicitario pueda uno imaginarse. Los responsables de esto son los empresarios, canales de televisión y editoriales, pero también a los consumidores les cabe su cuota de responsabilidad, porque en el afán por la curiosidad y una dosis alta de morbo, piden a gritos series televisivas de esta naturaleza. Esperemos que a estos genios no se les ocurra bautizar calles y colegios con nombres de este tipo de personajes o por levantarles estatuas.

Desde hace unos años se vienen intensificando campañas de todo tipo para concientizar a la ciudadanía de que hay grupos de personas que merecen un trato, unas veces preferencial y otras igualitario, la ley también se ha ocupado de este asunto, dentro de este espectro, la mujer recibe un trato destacado, hoy día todo lo que huela a maltrato, discriminación, cosificación, ultraje y otra cantidad de cosas contra la mujer, tiene todas las de perder, tanto si se enfrenta a sanciones legales, como por la indignación social que tales comportamientos generan. Lo curioso es que el género musical como el que representa Maluma entra en este grupo, porque el contenido de sus canciones es de un calibre que raya con la vulgaridad, la cosificación e instrumentalización de la mujer, a más de hacerla ver como objeto de deseo y de satisfacción sexual para el hombre; como tal manera de ejercer el arte no puede ser objeto de consecuencias de tipo legal, debiera tener un fuerte rechazo en la sociedad, que de seguro lo tiene, pero como los seguidores y adeptos a este música son en su gran mayoría personas muy jóvenes que no alcanzan a dimensionar lo que está en juego, se hace poco notoria la indignación, que ahora se hace evidente, porque un gobernador decide condecorar al cantante, creyendo muchos que se está exaltando la música que compone y que interpreta. Dirá el artista que no es su intención ofender a las mujeres o darle elementos a otros a que lo hagan, que sencillamente es un cantante y lo que hace es arte, pero lo cierto es que el contenido de sus canciones no pasa nada desapercibido.

En la sociedad está que los contenidos tan desproporcionados de estas canciones no contribuya más al machismo y a la discriminación de la mujer, que desafortunadamente existen en nuestro medio.

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Redacción Minuto30

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