otografía cedida por Avicanna Inc. que muestra al investigador Frantz le Dévédec en un laboratorio de la empresa en Toronto (Canadá). EFE/Cortesía Avicanna Inc.
otografía cedida por Avicanna Inc. que muestra al investigador Frantz le Dévédec en un laboratorio de la empresa en Toronto (Canadá). EFE/Cortesía Avicanna Inc.
otografía cedida por Avicanna Inc. que muestra al investigador Frantz le Dévédec en un laboratorio de la empresa en Toronto (Canadá). EFE/Cortesía Avicanna Inc.

otografía cedida por Avicanna Inc. que muestra al investigador Frantz le Dévédec en un laboratorio de la empresa en Toronto (Canadá). EFE/Cortesía Avicanna Inc.

La investigación biotecnológica de aplicaciones médicas del cannabis se afianza en América con el fin de diseñar medicamentos basados en evidencia científica, aprovechando el avance regulatorio y a la espera de un crucial examen de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con el progreso regulatorio en varios países se abrió el campo para terapias más allá de los aceites de producción artesanal, resaltaron varios de los asistentes al Simposio Internacional de Investigación sobre Aplicaciones médicas del Cannabis, organizado esta semana en Santa Marta.

«Estamos en la infancia de los cannabinoides, en un momento de lograr más información e identificar qué pacientes se pueden beneficiar y cómo se debe administrar», afirmó Justin Grant, gerente del programa de investigación del centro canadiense de cáncer Princess Margaret, al subrayar el potencial de las terapias emergentes.

Hance Clark, director de Investigación en Dolor del Hospital General de Toronto, coincidió en que aunque los «tratamientos tradicionales de cannabis son muy efectivos, específicamente en la reducción del dolor (…) hay un campo sorprendente para empezar a navegar» y probablemente «el más interesante ahora es el de las enfermedades mentales», incluida la ansiedad, así como la epilepsia.

La investigación se enfoca por ahora en los dos principales componentes de la planta de cannabis: el cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC), este último asociado a los efectos psicoactivos de la marihuana, pero al que se le atribuyen también beneficios terapéuticos.

Para Adriana Carrillo, directora médica en la biotecnológica canadiense Avicanna, la clave del desarrollo de esos nuevos medicamentos está en los ensayos clínicos y la búsqueda de evidencia pues, pese a que durante siglos el cannabis ha sido ampliamente utilizado en la medicina china y ayurvédica, el uso ha sido empírico.

La región está en «un momento único» porque, al estar regulado el uso medicinal en varios países, se abre la oportunidad para «estudios solidos, estructurados, con pacientes», que permitan contrarrestar la desconfianza generada por su asociación con la marihuana recreativa, agregó.

«Esto es supremamente importante porque hasta ahora solo se tiene experiencia con aceites de extracción artesanal, cigarrillos y flor seca», insistió.

Avicanna, que se ha aliado con varias universidades e instituciones de investigación para sus estudios y está por abrir un punto estratégico de producción de cannabis en Colombia, se ha enfocado en la extracción y aislamiento de componentes de la planta, con el fin de generar soluciones en áreas como la dermocosmética, oncología, neurología y dolor crónico.

Ahora está por implementar una fase de «desarrollo clínico, donde varios de los productos se someterán a ensayos en humanos en algunos de los principales hospitales e instituciones en Canadá, Jamaica y Colombia», lo que apunta, explicó Carrillo, a generar la evidencia necesaria para las entidades regulatorias.

«Buscamos que estos medicamentos tengan la misma rigurosidad de evidencia científica que se tiene con una molécula de síntesis química o biotecnológica», detalló al señalar que buscan establecer dosis mínimas efectivas, detectar cuáles son las tóxicas y hacer estudios de eficacia y seguridad.

En diciembre pasado, el Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia determinó que el cannabidiol o CBD «no parece ser nocivo ni tener riesgo de abuso» y ahora se espera una recomendación en junio, cuando el grupo hará un examen «exhaustivo» de los extractos que contienen casi exclusivamente ese componente.

Aunque la OMS aclaró que no ha emitido una recomendación, subrayó que «datos iniciales de estudios en animales y humanos revelan que puede tener algún valor terapéutico en convulsiones epilépticas y enfermedades conexas».

Ante esa expectativa, los científicos reunidos en Santa Marta llamaron la atención sobre su potencial en áreas como dermatología (psoriasis, acné o epidermólisis bullosa), neurología, cáncer, enfermedades degenerativas, insomnio, odontología y medicina deportiva.

«Hay una gran cantidad de indicios importantes y nuestra misión es encontrar productos que podamos ofrecer de manera consistente para esas indicaciones», puntualizó el presidente de Avicanna, Aras Azadian, tras presentar su plan de desembarco en Latinoamérica, que iniciará este año en Colombia.

Diana Marcela Tinjacá. EFE

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